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«La muerte no es el final»: señales navideñas que reunieron a seres queridos desde más allá de la tumba

La Navidad intensifica las emociones y hace que muchas personas se sientan más cerca de sus seres queridos fallecidos. La médium psíquica TJ Higgs lo explica como una mayor sensibilidad a señales sutiles. Momentos cotidianos, como canciones familiares o aromas reconocibles, suelen percibirse con más fuerza. Estas experiencias ofrecen consuelo y una sensación de continuidad durante las fiestas, y el artículo analiza por qué estos sentimientos conectan con tantas personas.
«La muerte no es el final»: señales navideñas que reunieron a seres queridos desde más allá de la tumba
(Crédito de la imagen: TIL Creatives)
Para muchas personas, la Navidad es un tiempo de cercanía y celebración. Para otras, intensifica la sensación de ausencia. Sillas vacías, canciones familiares y tradiciones a medio recordar pueden hacer que la pérdida se sienta más cercana que lejana. La médium psíquica británica TJ Higgs ha sostenido durante años que la intensidad emocional de la temporada festiva ayuda a explicar por qué muchas personas se sienten especialmente conectadas con sus seres queridos fallecidos, a quienes echan más de menos en Navidad. En sus charlas públicas, entrevistas y escritos, Higgs vuelve reiteradamente a la idea de que las emociones intensas hacen a las personas más conscientes de experiencias sutiles que interpretan como señales. En un artículo reciente publicado en Daily Mail, retomó esta creencia y sugirió que la Navidad —al igual que Halloween u otros momentos de recuerdo— es un periodo en el que la gente está más abierta a notar estos instantes en lugar de descartarlos.

Muerte, Navidad y la búsqueda de sentido más allá de la certeza

Higgs ha trabajado como médium durante más de dos décadas, apareciendo en programas de televisión, ofreciendo conferencias y hablando públicamente sobre el duelo, la espiritualidad y el más allá. A lo largo de este recorrido, ha mantenido de forma constante que la muerte no es un final, sino una transición, y que los vínculos con los seres queridos continúan en pequeños gestos cotidianos. No presenta estas ideas como ciencia. Las plantea como creencias moldeadas por la experiencia, priorizando el consuelo por encima de la certeza. Su objetivo, afirma, no es demostrar nada, sino ayudar a las personas a dar sentido a momentos que se sienten significativos durante el duelo. Lejos de encuentros paranormales espectaculares, Higgs suele hablar de situaciones ordinarias cargadas de emoción. Destaca patrones frecuentes que la gente relata: una canción significativa que suena en un momento inesperado, un aroma fuerte y reconocible sin una fuente clara, o dispositivos domésticos que parecen comportarse de forma extraña en momentos emocionalmente relevantes. También menciona activaciones inexplicables de tecnología cotidiana, como timbres o luces, experiencias que llaman la atención precisamente porque ocurren en instantes significativos y no de manera aleatoria. Higgs no las presenta como hechos aterradores, sino como mensajes tranquilizadores interpretados desde el contexto personal.

Por qué la Navidad intensifica estas experiencias

Según Higgs, la Navidad amplifica la percepción porque gira en torno a la familia, la memoria y la repetición. Los rituales regresan cada año y los pensamientos se dirigen de forma natural hacia quienes ya no están. En ese espacio emocional, las pequeñas coincidencias tienen más probabilidades de ser notadas y recordadas. Los psicólogos suelen explicar este fenómeno a través del poder de la asociación. La música, los olores y las rutinas activan con fuerza la memoria, especialmente en momentos de estrés o reflexión. Higgs no rechaza por completo estas explicaciones, pero las considera parte de la razón por la que las personas se vuelven más receptivas durante las fiestas.

Sueños, memoria y presencia emocional

Otro tema recurrente en los comentarios de Higgs son los sueños. A menudo señala que muchas personas relatan sueños especialmente vívidos con seres queridos durante periodos emocionalmente intensos como la Navidad. Estos sueños suelen ser tranquilos y reconfortantes, más que inquietantes, y dejan una sensación de cercanía al despertar. Ya se interpreten desde lo espiritual o lo psicológico, estas experiencias pueden resultar estabilizadoras para quienes atraviesan el duelo. Higgs sugiere que ofrecen continuidad, mientras que los psicólogos señalan el papel del cerebro en el procesamiento de la pérdida.

Creencia, escepticismo y consuelo

Es importante subrayar que las ideas de Higgs se basan en creencias. La mayoría de científicos y profesionales de la salud mental atribuyen estas experiencias al duelo, la sugestión y a la tendencia de la mente a encontrar patrones en momentos de tensión emocional. Sin embargo, su atractivo reside en la forma en que las interpreta. En lugar de miedo o superstición, Higgs las presenta como expresiones de amor y recuerdo. Para muchos lectores, ese enfoque resulta reconfortante, independientemente de sus creencias.

Por qué estas ideas resuenan en Navidad

El interés constante por el trabajo de Higgs refleja una verdad más amplia sobre la temporada festiva. La Navidad es cuando la memoria se siente más cercana, las emociones están a flor de piel y el pasado se cuela suavemente en el presente. Ya se entiendan como señales espirituales o ecos emocionales, estos momentos a menudo ayudan a las personas a sentirse menos solas. Como ha sugerido Higgs en sus escritos recientes, la Navidad se convierte no solo en una celebración de quienes están presentes, sino también en un reconocimiento silencioso de quienes siguen siendo recordados. Para muchos que atraviesan estas fechas tras una pérdida, esa sensación de conexión —sea cual sea su explicación— puede ser suficiente.