El acuerdo de
1.000 millones de dólares entre Disney y OpenAI estaría generando ansiedad entre los empleados por posibles
recortes de personal. La alianza convierte a Disney en la primera gran compañía del entretenimiento en invertir en la startup de
IA generativa, reflejando su apuesta por la inteligencia artificial para aumentar la productividad. Sin embargo, para parte de la plantilla, el acuerdo también se percibe como una
amenaza a la seguridad laboral.
Según
Business Insider, que citó a tres de los ocho empleados de Disney entrevistados, existe preocupación por que la IA pueda
reemplazar a trabajadores humanos, pese a que la compañía insiste en que la creatividad humana sigue siendo su motor principal. El acuerdo permite que la
propiedad intelectual de Disney, incluidos sus personajes, se utilice en el generador de texto a video
Sora de OpenAI.
Disney defiende un enfoque “centrado en las personas”
Ante el aumento de los temores internos, Disney habría comunicado a través de un sitio web interno que adopta un enfoque
“responsable y centrado en el ser humano” en el uso de la IA.
“Eso significa que los humanos son, y seguirán siendo, el motor creativo de la empresa. Creemos, de forma fundamental, que la creatividad y la curiosidad humanas son inmensas y únicas, y están en el corazón de Disney”, señaló la compañía, según el informe.
Un alto directivo con conocimiento directo de la estrategia de IA de Disney reconoció que, aunque la inteligencia artificial es una
“prioridad máxima”, no es una
“solución para todo”, ya que puede cometer errores y carece del
toque personal que aportan las personas.
“Si se usa IA en todo, será contraproducente”, afirmó.
Mientras tanto, muchos empleados de Disney ya utilizan herramientas de IA. Siete de los ocho entrevistados han probado o usan de forma regular
herramientas aprobadas por la empresa, como
DisneyGPT, integrada en correos electrónicos y documentos, principalmente para tareas simples y rutinarias como redactar emails.
No obstante, algunos trabajadores consideran que herramientas
no autorizadas, como
Claude de Anthropic, resultan más eficaces que las opciones aprobadas por la compañía.