Los datos económicos de China correspondientes a noviembre reflejan una
presión persistente sobre la economía, con las ventas minoristas cayendo a su nivel más bajo en tres años y un debilitamiento tanto del consumo como de la inversión.
Según cifras publicadas el lunes por la
Oficina Nacional de Estadísticas, las ventas minoristas crecieron apenas un
1,3 % interanual, el ritmo más lento desde el periodo de la pandemia de Covid-19 y muy por debajo de las expectativas. La estimación de
Bloomberg proyectaba un crecimiento del
2,9 %, similar al registrado en octubre.
La
producción industrial también mostró signos de desaceleración: la actividad fabril aumentó un
4,8 % en noviembre, por debajo del
5 % previsto por
Reuters. En el mes anterior, el crecimiento había sido del
4,9 %.
La
inversión continuó bajo presión. La inversión en activos fijos cayó un
2,6 % en los primeros once meses del año, en medio del persistente colapso del sector inmobiliario, según
Bloomberg. La tasa de
desempleo urbano se mantuvo sin cambios en
5,1 %, lo que indica una escasa mejora en las condiciones del mercado laboral.
Las
ventas anuales de automóviles también se desplomaron, con una caída del
8,5 % en noviembre, la más pronunciada en los últimos diez meses. Estos datos decepcionaron a un sector que suele registrar fuertes ventas en los dos últimos meses del año.
Reuters señaló además que ni siquiera el festival de compras del
Día del Soltero, que este año se extendió durante cinco semanas, logró atraer a los consumidores.
Las dificultades de China para
reactivar el consumo interno están haciendo que la economía sea más vulnerable a los riesgos externos. En los últimos meses, el crecimiento ha dependido en gran medida de la demanda exterior, mientras la guerra arancelaria impulsada por el expresidente estadounidense
Donald Trump continúa reconfigurando el comercio mundial.
En el ámbito interno, la
debilidad de la demanda de consumidores y empresas ha lastrado durante años a la segunda economía más grande del mundo, provocando un entorno de
deflación que ha afectado a beneficios empresariales y salarios. Tendencias recientes, citadas por
Bloomberg, apuntan a nuevos obstáculos, con un crecimiento del crédito más lento y una caída brusca —y aún no explicada— de la inversión en los últimos meses.
Estas preocupaciones se reflejaron en las
reuniones económicas de alto nivel celebradas la semana pasada, donde los líderes chinos situaron la
expansión de la demanda interna como prioridad para el próximo año, citando la incertidumbre del comercio exterior. Aunque las autoridades reafirmaron su compromiso de mantener políticas favorables al crecimiento, evitaron anunciar
intervenciones contundentes e inmediatas.