La Fuerza Espacial de Estados Unidos ha adjudicado a SpaceX, la empresa liderada por Elon Musk, cinco de las siete misiones de lanzamiento militar críticas para el próximo año fiscal, por un valor total de 714 millones de dólares. Estos contratos consolidan aún más el dominio de SpaceX en el sector espacial del Pentágono, pese a las tensiones públicas recientes entre Musk y el presidente Donald Trump.
La United Launch Alliance (ULA) —una empresa conjunta entre Boeing y Lockheed Martin— obtuvo las dos misiones restantes por un total de 428 millones de dólares. Ambas adjudicaciones se enmarcan dentro del Programa de Lanzamiento Espacial de Seguridad Nacional (NSSL), una iniciativa clave que busca garantizar la independencia y capacidad de Estados Unidos para colocar activos estratégicos en órbita. Dicho programa ya había seleccionado previamente a SpaceX, ULA y Blue Origin —la compañía fundada por Jeff Bezos— para 54 misiones con un valor conjunto de 13.500 millones de dólares, programadas entre 2027 y 2032.
“El espacio es el terreno elevado definitivo, esencial para nuestra seguridad nacional”, declaró el coronel Eric Zarybnisky, del Comando de Sistemas Espaciales de Estados Unidos, según un comunicado de las Fuerzas Aéreas y Espaciales. “Entregar activos al combatiente es nuestra misión final, y confiamos en sólidas alianzas entre el gobierno y la industria para cumplir ese objetivo”, añadió, destacando la creciente interdependencia entre el sector público y el privado en el ámbito aeroespacial.
Las misiones asignadas a SpaceX incluyen el lanzamiento de un satélite de comunicaciones, tres cargas útiles clasificadas y un satélite de reconocimiento, con fechas de lanzamiento previstas para 2027, debido a la planificación anticipada de dos años que mantiene la Fuerza Espacial. Estos encargos consolidan el papel de la empresa de Musk como principal proveedor de lanzamientos para el gobierno estadounidense, gracias a la fiabilidad demostrada de su cohete Falcon Heavy y la capacidad de reutilización de sus vehículos espaciales.
Mientras tanto, Blue Origin sigue sin contar con la certificación para misiones del NSSL, lo que ha dejado su cohete New Glenn fuera de este ciclo de adjudicaciones. La próxima oportunidad de la empresa de Bezos para obtener una misión NSSL será en el año fiscal 2027, aunque su misión pendiente con la NASA hacia Marte, pospuesta desde 2024 y con posibilidad de lanzamiento a finales de este mes, podría mejorar sus perspectivas de certificación.
Los recientes contratos subrayan el liderazgo de SpaceX en los lanzamientos espaciales de seguridad nacional, mientras Blue Origin continúa esforzándose por afianzarse en una carrera espacial cada vez más competitiva. El panorama actual evidencia una rivalidad tecnológica y estratégica en la que cada empresa busca consolidar su papel en el futuro de la defensa y la exploración espacial de Estados Unidos.