Hoy en día, mucha gente busca reducir el azúcar y, para eso, recurren a los llamados “edulcorantes”, ya sean naturales o artificiales. Suena bien, ¿no? Menos azúcar, menos calorías, mejor salud. Pero la realidad no es tan simple.
Aunque estos sustitutos del azúcar pueden parecer la opción más sana, algunos de ellos esconden riesgos que pocos conocen. Vamos a ver cuáles son los edulcorantes más comunes y qué hay detrás de cada uno.
- Azúcar de caña crudo: Aunque es menos procesado que el azúcar refinado, sigue siendo azúcar en esencia. Si abusamos de él, igual puede afectar nuestra salud: aumento de peso, problemas con la insulina y hasta riesgos cardíacos.
- Sacarina: Es uno de los edulcorantes artificiales más usados. No tiene calorías, pero puede alterar la flora intestinal, lo que afecta la digestión y puede generar inflamación. Algunas personas sienten molestias digestivas cuando la consumen seguido.
- Aspartame: Está en muchísimos productos “light”. Es seguro si se consume con moderación, pero puede alterar el apetito en algunas personas, haciendo que quieran comer más cosas dulces.
- Eritritol: Es un edulcorante natural y bajo en calorías, pero estudios recientes muestran que podría aumentar el riesgo de coágulos en la sangre, algo que nadie quiere. Por eso, mejor no pasarse con su consumo.
- Xilitol: Se usa en chicles y caramelos sin azúcar. Si bien tiene menos calorías, consumir mucho puede causar malestar estomacal, como gases y diarrea.
- Sucralosa: Es estable al calor y se usa en muchos productos dietéticos. Pero al igual que otros edulcorantes, puede alterar la microbiota intestinal si se consume en exceso.
- Stevia: Es natural y generalmente considerada segura. Sin embargo, si la usás en grandes cantidades, podría aumentar el riesgo de problemas como accidentes cerebrovasculares, según algunos estudios.
- Fruta del monje: Una alternativa natural que se ha vuelto popular, pero muchos productos mezclan su extracto con eritritol, lo que puede sumar riesgos.
Entonces, ¿qué hacer? - La mejor opción siempre es consumir menos azúcar y, cuando busques algo dulce, optar por frutas frescas que, además de dulzura, te dan vitaminas y fibra.
- Si decides usar edulcorantes, hacelo con moderación y lee bien las etiquetas para saber qué estás consumiendo. Y, como siempre, si tenés dudas o condiciones de salud, consultá con un profesional.
En definitiva, no todos los edulcorantes son iguales ni tan inofensivos como parecen. Informarse bien es fundamental para proteger tu salud y evitar soluciones que puedan resultar engañosas.