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La emergencia del invierno: por qué aumentan juntos los casos de ictus, problemas cardíacos y pulmonares

Durante el invierno, los hospitales registran un aumento importante de casos de ictus, ataques cardíacos y crisis pulmonares. La doctora Sarika Chandra explica que el frío, las infecciones virales y los cambios en el estilo de vida afectan al corazón, el cerebro y los pulmones al mismo tiempo. La prevención y la atención médica temprana son clave para reducir estos riesgos.
La emergencia del invierno: por qué aumentan juntos los casos de ictus, problemas cardíacos y pulmonares
(Crédito de la imagen: iTimes Spanish)
Cada invierno, los hospitales registran un aumento preocupante de emergencias médicas. Los médicos observan que los casos de infartos, ictus y crisis respiratorias graves crecen al mismo tiempo, lo que genera una gran presión sobre los servicios de salud. Este patrón estacional no es casualidad. Está relacionado con la forma en que el frío, las infecciones y los cambios en el estilo de vida afectan al cuerpo humano. Cuando baja la temperatura, el cuerpo entra en modo de supervivencia. Para conservar el calor, los vasos sanguíneos se contraen, lo que eleva la presión arterial y obliga al corazón a trabajar más. Además, el frío hace que la sangre se vuelva más espesa, aumentando el riesgo de formar coágulos. Estos coágulos pueden bloquear las arterias y provocar infartos o ictus, especialmente en personas con hipertensión, diabetes o colesterol alto. El invierno también trae un aumento de infecciones virales, como la gripe, los resfriados y la COVID-19. Estas infecciones no solo afectan a los pulmones. También causan inflamación en todo el cuerpo, reducen los niveles de oxígeno y aumentan el riesgo de coagulación. Los estudios muestran que el riesgo de infarto o ictus puede aumentar de forma significativa después de una infección respiratoria, incluso en personas que antes estaban sanas. Esta combinación crea una peligrosa “triple amenaza”. El aire frío y la contaminación empeoran enfermedades respiratorias como el asma o la EPOC, reduciendo el oxígeno en la sangre. El bajo nivel de oxígeno ejerce más presión sobre el corazón y el cerebro, generando una reacción en cadena que puede ser mortal. Por eso, los problemas del corazón, el cerebro y los pulmones suelen aparecer juntos en invierno. Algunos grupos tienen mayor riesgo. Los adultos mayores, especialmente los mayores de 65 años, son más vulnerables. También están en riesgo las personas con enfermedades del corazón, presión arterial alta, diabetes, obesidad, trastornos de coagulación o enfermedades respiratorias crónicas. Un estilo de vida sedentario, el tabaquismo y el estrés aumentan aún más el peligro. Los expertos en salud pública señalan que muchas emergencias de invierno se pueden prevenir. Mantener el hogar caliente, evitar la exposición prolongada al frío y realizar actividad física en interiores ayuda a proteger el corazón. Es fundamental controlar la presión arterial y seguir correctamente los tratamientos médicos. Mantenerse bien hidratado y reducir el consumo excesivo de sal también favorece una buena circulación. La prevención de infecciones es igualmente importante. Las vacunas de temporada, una buena ventilación, la higiene de manos y la reducción del contacto con aire contaminado protegen los pulmones y reducen los riesgos cardiovasculares. Lo más importante es reconocer los síntomas de alerta, como dolor en el pecho, dificultad repentina para respirar, problemas al hablar, mareos o debilidad en brazos o piernas, y buscar atención médica inmediata. El invierno no tiene por qué ser una temporada de emergencias. La información, la prevención y la acción temprana pueden salvar vidas y proteger la salud del corazón, el cerebro y los pulmones.
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