El auge de la inteligencia artificial y el enorme desafío del agua en los centros de datos

El rápido crecimiento de la inteligencia artificial está impulsando una demanda sin precedentes en los centros de datos, que podrían consumir más de mil millones de litros de agua al año para 2028, según un informe de Morgan Stanley. Este aumento, 11 veces superior al consumo actual, plantea un grave desafío ambiental debido a la gran cantidad de agua que se utiliza para enfriar los servidores. El artículo explora las causas de este incremento, el impacto en la sostenibilidad global y las posibles soluciones para mitigar el consumo hídrico sin frenar el avance tecnológico.
El auge de la inteligencia artificial y el enorme desafío del agua en los centros de datos
(Crédito de la imagen: iTimes Spanish)
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser solo un concepto de ciencia ficción para convertirse en una realidad que transforma la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos. Desde asistentes virtuales como Alexa o Siri, hasta aplicaciones que detectan enfermedades o manejan coches autónomos, la IA está en todas partes. Pero detrás de este avance impresionante hay un problema que no siempre vemos: el enorme consumo de recursos, especialmente agua, que requieren los centros de datos que mantienen todo esto funcionando.Un informe reciente de Morgan Stanley ha encendido las alarmas. Según este análisis, para el año 2028 el consumo de agua de los centros de datos podría alcanzar la asombrosa cifra de 1,068 mil millones de litros al año. Para ponerlo en perspectiva, eso significa un aumento de 11 veces respecto al consumo actual. ¿Pero por qué este salto tan enorme?La respuesta está en el corazón mismo de la infraestructura tecnológica: los centros de datos. Estos espacios enormes albergan miles y miles de servidores que trabajan sin descanso, procesando datos, ejecutando algoritmos de inteligencia artificial y almacenando información vital para todo tipo de aplicaciones digitales. Pero estos equipos generan mucho calor, y para evitar que se sobrecalienten y dejen de funcionar, necesitan estar constantemente refrigerados.Y aquí es donde entra el problema: los sistemas de refrigeración actuales utilizan grandes cantidades de agua para mantener las temperaturas bajas. Conforme la IA crece y se vuelven más complejos los modelos y las aplicaciones, la demanda por estos centros aumenta a un ritmo vertiginoso, y con ella el consumo de agua.Pero ¿por qué debería importarnos esto? Porque el agua es un recurso esencial y, en muchas partes del mundo, ya está bajo presión por la escasez y el cambio climático. Usar miles de millones de litros para enfriar servidores puede poner en riesgo el acceso al agua para las personas y para otros usos esenciales como la agricultura o el saneamiento.Este informe no solo pone números sobre la mesa, sino que también alerta sobre la necesidad urgente de repensar cómo diseñamos y gestionamos la infraestructura tecnológica. No se trata de frenar el avance de la IA —que sin duda traerá enormes beneficios— sino de encontrar formas más sostenibles de hacerlo.¿Qué se puede hacer? Los expertos proponen varias soluciones:
  • Innovar en sistemas de refrigeración: Buscar tecnologías que consuman menos agua o que usen alternativas como refrigeración por aire o sistemas cerrados que reutilicen el agua.
  • Reutilizar y reciclar el agua: Implementar procesos dentro de los centros para aprovechar el agua que se utiliza y evitar desperdicios.
  • Elegir ubicaciones estratégicas: Construir nuevos centros en regiones donde el agua sea abundante o donde se puedan utilizar fuentes alternativas, como agua reciclada o agua de mar tratada.
  • Colaborar a nivel global: Empresas, gobiernos y comunidades deben trabajar juntos para crear políticas y estándares que promuevan un uso responsable y sostenible del agua.
Además, muchas compañías tecnológicas ya están tomando nota y avanzando hacia centros de datos más “verdes”, con el objetivo de reducir no solo el consumo de agua sino también la huella energética y las emisiones de carbono. La inteligencia artificial es una tecnología con un potencial enorme para cambiar el mundo, pero es vital ser conscientes del impacto ambiental que tiene su infraestructura. El informe de Morgan Stanley es un llamado claro a actuar ahora para que el progreso digital no se haga a costa de uno de los recursos más valiosos y vulnerables que tenemos: el agua.Así que la próxima vez que uses una aplicación con IA o disfrutes de alguna tecnología avanzada, recuerda que detrás de esa magia digital hay un desafío real que necesitamos enfrentar entre todos para cuidar el planeta.