En medio de una tensa espera por el futuro de las relaciones comerciales de Estados Unidos con buena parte del mundo, el expresidente Donald Trump ha vuelto a sacudir el tablero con una advertencia que no deja mucho espacio para la negociación: o aceptan sus condiciones, o enfrentan nuevos aranceles.
Trump ha insinuado que está dispuesto a extender la fecha límite del 8 de julio —cuando expira la actual “tregua” arancelaria—, pero también dejó claro que su paciencia no es infinita. “Estamos avanzando con varios países. Todos quieren hacer un trato con nosotros”, declaró a periodistas antes de participar en un evento en el Centro Kennedy, en Washington.
Actualmente, su equipo mantiene conversaciones con más de una docena de naciones, entre ellas potencias como Japón, Corea del Sur y miembros de la Unión Europea. Pero Trump fue tajante: dentro de una o dos semanas, Estados Unidos comenzará a enviar cartas formales con los términos finales de los acuerdos propuestos. El mensaje será claro: “Este es el trato. Tómenlo o déjenlo”.
La estrategia recuerda a sus tácticas más conocidas: presión, velocidad y negociaciones bajo el reloj. “No puedes hacer un trato con 150 países al mismo tiempo. Así que vamos a enviar estas cartas y que cada quien decida”, afirmó.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ofreció una versión un poco más flexible. En declaraciones ante el Congreso, dejó entrever que algunos países que están negociando “de buena fe” podrían recibir una prórroga. “Si hay voluntad real de llegar a un acuerdo, podemos extender el plazo. Pero si no lo hay, no tiene sentido seguir esperando”, dijo ante legisladores estadounidenses.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela. Desde que Trump reactivó su discurso proteccionista, las economías más integradas en el comercio global —y también los mercados financieros— se han mantenido en alerta. Ya en abril, el anuncio inicial de los aranceles provocó una caída en Wall Street y aumentó la volatilidad en los mercados de bonos.
Una señal alentadora vino de Londres, donde se cerró un acuerdo comercial con China que, aunque sigue pendiente de la aprobación del presidente Xi Jinping, tiene como fecha límite el 10 de agosto. Pero en otros frentes, la incertidumbre persiste.
Hasta ahora, solo el Reino Unido ha logrado cerrar un acuerdo definitivo con Washington. El resto, unos 17 países más, siguen en conversaciones contrarreloj antes de que venza la pausa de 90 días impuesta por Trump a sus llamados “aranceles recíprocos”.
En los próximos días, se sabrá si este juego de presiones logra resultados o si Estados Unidos da paso a una nueva ronda de tensiones comerciales globales. Lo que está claro es que Trump no piensa esperar demasiado.