El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, expresó el jueves su preocupación por el deterioro de la globalización, advirtiendo que la inversión extranjera directa (IED) sigue reduciéndose en medio del empeoramiento de las condiciones económicas mundiales.
Sus declaraciones coincidieron con la publicación de nuevos datos de la ONU que destacan un panorama negativo para los flujos de inversión internacional. En su Informe sobre Inversiones en el Mundo 2025, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) reveló que la IED global descendió un 11 % el año pasado —ajustada por flujos financieros volátiles en varias economías europeas—, hasta situarse en 1,5 billones de dólares. Esta caída, que encadena dos años consecutivos de descenso, se prevé que continúe en 2025, impulsada por tensiones geopolíticas y disputas arancelarias.
“En un momento en que el mundo debería profundizar la cooperación y ampliar las oportunidades, estamos viendo lo contrario”, afirmó Guterres. “Las barreras están en aumento. La globalización se está retirando. Y las consecuencias para el desarrollo sostenible son profundas. Las crecientes tensiones comerciales, la incertidumbre política y las divisiones geopolíticas amenazan con empeorar aún más el entorno de inversión”.
La UNCTAD atribuyó esta caída global a un descenso del 22 % de la IED en las economías desarrolladas, con Europa siendo la más afectada, al registrar un desplome del 58 %. Sin embargo, Estados Unidos experimentó un aumento del 23 %, lo que permitió a Norteamérica figurar como excepción. En contraste, los flujos de IED hacia los países en desarrollo se mantuvieron relativamente estables, aunque la perspectiva general de inversión sigue siendo frágil.
Al presentar los hallazgos en una rueda de prensa, la secretaria general de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, calificó la situación de “clara y urgente”, advirtiendo que la inversión global continúa “débil” y las perspectivas para este año son “negativas”. “El panorama de inversión en 2024 estuvo marcado por tensiones internacionales, fragmentación comercial y una competencia industrial cada vez más intensa”, explicó, subrayando que estos factores “erosionan la confianza de los inversores a largo plazo”.
Aunque el comercio mostró signos iniciales de recuperación en 2023 tras los años de pandemia, Grynspan señaló que la incertidumbre renovada —especialmente por la reactivación de la guerra comercial iniciada por el expresidente Donald Trump en abril— ha “eliminado esa posibilidad para 2025”. “El problema que tenemos es que no vemos un fin a la vista”, añadió.
Estos hallazgos llegan en un momento en que la cooperación económica global parece cada vez más tensa, y los efectos secundarios de las políticas proteccionistas amenazan con socavar el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.