Japón ha dado un gran paso fiscal bajo su nueva líder, la primera ministra
Sanae Takaichi, cuyo gabinete aprobó un amplio paquete de estímulos de
¥21.3 billones (135 mil millones de dólares). Este paquete es el más grande desde la pandemia de Covid-19 y representa la primera gran medida económica del gobierno de Takaichi, enfocada en una política fiscal expansiva. El objetivo principal es reducir el impacto del aumento de precios sobre las familias y apoyar a las empresas que están sufriendo la presión inflacionaria.
Componentes del paquete de estímulos
Según Reuters, el plan incluye:
- ¥17.7 billones en gasto general
- ¥2.7 billones en recortes de impuestos
- Apoyo energético para los hogares
- Fondos adicionales para empresas, industrias clave y proyectos de recuperación económica
Informes locales citados por AFP señalan que el paquete incorpora subsidios energéticos para ayudar a los ciudadanos japoneses, quienes han enfrentado aumentos en los costos debido a la inflación global y al precio de las importaciones.
Para financiar esta gran iniciativa, el gobierno utilizará mayores ingresos fiscales relacionados con la inflación y una nueva emisión de bonos. Reuters informó que la emisión podría superar los
¥6.69 billones del plan del año pasado. Se espera que un presupuesto suplementario sea aprobado tan pronto como el
28 de noviembre, con el objetivo de obtener la aprobación parlamentaria antes de fin de año.
Reacción del mercado y efecto económico
Los mercados financieros reaccionaron con cautela ante el gran tamaño del paquete. El
yen cayó a su nivel más débil en diez meses, mientras que los rendimientos de los bonos gubernamentales a largo plazo alcanzaron máximos históricos. La ministra de Finanzas,
Satsuki Katayama, sugirió una posible intervención, afirmando que Tokio tomaría “acciones apropiadas” si los movimientos en el mercado de divisas se volvían desordenados.
Analistas citados por AFP advirtieron que una caída adicional del yen aumentaría la presión sobre los hogares japoneses, especialmente aquellos que dependen de alimentos, combustibles y materias primas importadas.
La primera ministra Takaichi defendió su estrategia y afirmó que su objetivo es mantener una política fiscal
“responsable y proactiva” para controlar los costos de vida. Los datos oficiales muestran que la
inflación subyacente llegó al 3% en octubre, frente al 2.9% en septiembre, y que productos esenciales como el arroz cuestan
alrededor de un 40% más que el año pasado.
El paquete de estímulos también llega después de que la economía japonesa se contrajera
0.4% en el tercer trimestre, siendo la primera caída desde principios de 2024.
Tensiones geopolíticas con China
Los desafíos económicos coinciden con tensiones diplomáticas crecientes con Beijing. China convocó al embajador japonés después de que Takaichi sugiriera que Japón podría responder militarmente si Taiwán fuera atacado. Algunos medios afirmaron que China podría detener las importaciones de mariscos japoneses, aunque ningún país lo ha confirmado oficialmente.
Takaichi, quien asumió el cargo el mes pasado, argumenta que un fuerte gasto público es necesario no solo para aliviar la carga de los hogares, sino también para impulsar inversiones en sectores estratégicos como
inteligencia artificial, semiconductores y construcción naval.
Este paquete marca un momento clave para la nueva líder japonesa y muestra su intención de combinar alivio económico con inversión estratégica frente a un contexto global frágil.