Hay órganos que saben hacerse notar. El estómago gruñe, el corazón se agita, la cabeza late. Pero el hígado… el hígado guarda silencio. Y ese es justamente el problema.
A diferencia de otros órganos, el hígado puede seguir funcionando —aunque ya esté dañado— sin causar síntomas evidentes. De hecho, puede perder hasta el 90 % de su capacidad antes de que notemos que algo no está bien. Por eso, prestar atención a señales pequeñas, sutiles, que muchas veces pasamos por alto, podría hacer una gran diferencia para nuestra salud.
Aquí te contamos cinco síntomas poco conocidos que podrían indicar que tu hígado necesita ayuda, antes de que sea demasiado tarde.
1. Sensación de pesadez en el lado derecho del abdomen
Ese “no sé qué” debajo de las costillas del lado derecho que aparece después de comer o incluso al final del día… puede parecer solo indigestión, pero también podría ser una señal de inflamación hepática.
El hígado inflamado ocupa más espacio del que debería, y eso puede generar esa sensación de presión o llenura. No es dolor exactamente, pero sí una molestia que conviene escuchar.
2. Cansancio que no se va ni con descanso
¿Te sientes agotado incluso después de dormir bien? ¿Subir escaleras o caminar unas cuadras te deja sin energía?
Cuando el hígado no está funcionando al 100 %, tu cuerpo no produce energía de manera eficiente, y eso puede traducirse en una fatiga profunda, constante y sin una razón aparente.
3. Picazón en la piel… especialmente en los pies
Sí, leíste bien. Una picazón persistente —sin sarpullido, sin alergia— puede ser una señal silenciosa de daño hepático.
¿Por qué? Porque si el hígado no filtra bien la bilis, ciertas sustancias se acumulan en la sangre y en la piel, provocando ese picor extraño, muchas veces localizado en las plantas de los pies o las palmas de las manos.
4. Venitas tipo arañitas en la piel o manchas rojizas
¿Te has fijado en pequeñas venitas en forma de telaraña, sobre todo en el pecho, cuello o cara? Se llaman angiomas aracniformes y, aunque pueden aparecer por varias razones, también están relacionadas con el mal funcionamiento hepático.
El hígado regula las hormonas, y cuando deja de hacerlo bien, este tipo de señales aparecen en la piel como una forma sutil de alerta.
5. Deficiencia de vitamina D sin explicación clara
¿Te han dicho en un análisis que tienes la vitamina D baja aunque tomes el sol y comas bien? Podría no ser falta de sol… sino de hígado.
Este órgano es responsable de activar la vitamina D en el cuerpo. Si no lo hace correctamente, podrías presentar síntomas como debilidad muscular, bajo estado de ánimo o defensas más bajas, incluso si tu alimentación es adecuada.
¿Por qué es tan importante no ignorar estas señales?
Porque el hígado es un órgano silencioso pero esencial. Filtra toxinas, regula hormonas, almacena energía, metaboliza lo que comemos. Si empieza a fallar, todo el cuerpo se resiente.
Y lo más grave: muchas enfermedades hepáticas, como el hígado graso no alcohólico o la hepatitis crónica, no presentan síntomas claros hasta que ya hay daño avanzado.
¿Qué podemos hacer?
- Escuchar al cuerpo: No ignores estos signos. Si notas dos o más, vale la pena una consulta médica.
- Hacerse chequeos de rutina: Un análisis de sangre puede detectar alteraciones hepáticas antes de que den la cara.
- Cuidar la alimentación: Menos procesados, menos azúcar, menos alcohol. Más frutas, verduras, agua y descanso.
- Moverse más: El ejercicio regular ayuda a reducir la grasa en el hígado y mejora su función.
- No automedicarse: Muchos medicamentos y suplementos pueden dañar el hígado si se usan mal.
Por Favor, escúchate
Tu hígado no grita. No se queja. Pero deja pistas.
Una picazón rara, una pesadez molesta, un cansancio inexplicable… no son cosas que debamos normalizar sin más.
Tal vez no sea nada. Pero tal vez, sea la forma en que tu cuerpo te está pidiendo que lo cuides un poco más.
Y si hay algo que vale la pena cuidar, es justamente eso: lo que te mantiene vivo en silencio.