No sé vos, pero yo crecí con los dedos marcados por los botones del Game Boy. Pasaba horas jugando Pokémon, metida en un mundo que cabía en una pantallita gris con píxeles gigantes. A veces me olvidaba de comer. A veces me olvidaba de todo.
Y por eso, cuando me enteré de que ahora es posible jugar esos mismos juegos en el iPhone —sin trucos raros, sin “jailbreak”, sin riesgo de romper el celular—, algo en mí se iluminó. Como si me dijeran: “Podés volver”.
Porque sí, Apple cambió sus reglas. Y lo que antes era territorio prohibido para los emuladores de consolas clásicas, ahora es un pequeño paraíso nostálgico que podés llevar en el bolsillo.
Una app para volver al pasado
Se llama Delta. Así, sin más. Está disponible gratis en la App Store y hace algo simple pero maravilloso: convierte tu teléfono en una consola retro. Y no una sola: podés jugar títulos de Nintendo 64, Super Nintendo, NES, Game Boy, Game Boy Advance y Nintendo DS, todos en un solo lugar.
La instalación es tan fácil como bajar cualquier app. Y una vez que la abrís, el resto es pura emoción.
Conseguís los ROMs —esos archivos digitales que contienen el juego—, los cargás, y listo. Es como si los años noventa se te aparecieran en la pantalla.
¿Y qué pasa con los controles?
Bueno, podés usar los que vienen en pantalla, que funcionan bastante bien. Pero si sos de los que necesitan el “click” físico de un joystick, podés conectar uno por Bluetooth. De una. El del Play, el de Xbox, el que tengas. Todo es compatible.
Y si tenés iPad, aún mejor. Porque jugar en pantalla grande es un viaje completo. Y si sos de los que se entusiasman, incluso podés mandar el juego a la tele con AirPlay. De pronto, el living se convierte en una sala de videojuegos ochentosa. Sin cables. Sin cartuchos. Sin soplar nada.
RetroArch, para los más curiosos
Ahora, si sos de esos que disfrutan la parte técnica, que quieren emular consolas más raras o explorar funciones extra, también está RetroArch. Es un poco más complejo, sí, pero te deja experimentar con muchísimas consolas y ajustes. Ideal para los más fanáticos o para quienes disfrutan aprender jugando —literalmente.
¿Esto es legal?
Sí. Apple permite los emuladores, y vos podés usarlos siempre que los ROMs provengan de juegos que ya tengas o sean de dominio público. No es lo mismo que piratear, ojo. La idea es revivir tus propios juegos, no descargarte todo lo que encuentres por ahí.
Porque jugar también es volver
Lo más lindo de todo esto no es lo técnico. Es lo humano. Es esa sensación de estar, otra vez, frente a un mundo que conocés de memoria. Ese primer salto de Mario. Ese “pi-pi” de los Pokémon salvajes. Ese sonido seco de los botones que ya no están.
Lo digital nos corre a toda velocidad. Pero de vez en cuando, una pausa para volver a jugar nos recuerda que también fuimos chicos. Que también tuvimos tardes sin tiempo. Y que, por suerte, todavía podemos tocarlas.
El fin del Artículo