En México, los chismes de la semana no venían de telenovelas ni de futbol: venían de Miss Universe. Resulta que el dueño mexicano del certamen, Raúl Rocha Cantú, está en problemas serios:
las autoridades congelaron sus cuentas porque lo investigan por presunto tráfico de drogas, armas y hasta combustible. Sí, algo que suena más a película que a concurso de belleza.
En las charlas de café, en la esquina de la colonia o en los grupos de WhatsApp, muchos comentan:
“¿Cómo es posible que detrás de tanta pasarela y sonrisa haya algo así?” Porque para el mexicano de a pie, Miss Universe siempre fue glamour, vestidos espectaculares y coronas que iluminan la pantalla. Ahora la corona pesa.
Entre vecinos y amigosLa noticia cayó como balde de agua fría. Para los jóvenes que sueñan con concursos, para las mamás que animan a sus hijas a participar, esto duele.
“Yo veía el concurso y soñaba con algo bonito, y resulta que puede estar manchado por cosas feas”, dice Lupita, vecina de la ciudad.
Aunque las autoridades dicen que no hay indicios de que el concurso se haya financiado con dinero sucio, la sensación de desconfianza sigue ahí. En barrios y colonias, se comenta que detrás del glamour puede haber mucho más de lo que parece.
Reflexión de la calleLo que antes era ilusión y entretenimiento ahora deja un sabor amargo. Nos recuerda que no todo lo que brilla es oro, y que hasta los concursos más glamorosos pueden esconder historias complicadas. Para muchos, Miss Universe ya no es solo un desfile de vestidos, sino un recordatorio de que la vida real, con sus problemas y sus sombras, siempre está al acecho.
Y mientras en la tele siguen mostrando coronas y pasarelas, en las calles de México se conversa, se comenta, se cuestiona:
¿qué hay detrás del brillo?