COP30: ¿La “conferencia del clima de la verdad” en Brasil?

La COP30 en Belém, Brasil, reunirá a más de 40.000 participantes para debatir sobre la protección del clima, con cruceros utilizados como alojamiento alternativo ante la falta de opciones locales. La cumbre, denominada la “conferencia de la verdad” y la “conferencia de la implementación”, subraya la urgente necesidad de actuar y de brindar apoyo financiero a las naciones más vulnerables, mientras los objetivos globales contra el calentamiento aún no se han cumplido.
COP30: ¿La “conferencia del clima de la verdad” en Brasil?
(Crédito de la imagen: TIL Creatives)
Dos cruceros se mecen silenciosamente en el puerto especialmente ampliado cerca de la ciudad de Belém, en el norte de Brasil, a orillas del Amazonas. Servirán como alojamiento alternativo para más de 10.000 participantes en la conferencia climática de este año. Entre 40.000 y 50.000 personas —incluidos jefes de Estado y de gobierno de casi 200 países— se espera que asistan a la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) para debatir medidas destinadas a reforzar la protección del clima. Desde clubes nocturnos reconvertidos hasta barcos de vapor de varios pisos, Belém tuvo que ingeniárselas con el alojamiento ante la falta de habitaciones disponibles y los altos precios. Belém es una elección simbólica para la cumbre por su proximidad al Amazonas, una región vital para el clima regional y global, que sufre incendios forestales, sequías y cambios en los patrones de lluvias, mientras las comunidades locales están en primera línea de la crisis de deforestación. La región es también una de las más pobres de Brasil. Los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes e intensos por el aumento de temperaturas causado por la quema de petróleo, gas y carbón, afectan con mayor dureza a las comunidades de bajos ingresos tanto en el país como en el resto del mundo.

Implementación de la mitigación y reducción de emisiones

Antes de las negociaciones, el presidente brasileño Lula calificó el evento como una “conferencia de la verdad”, aludiendo a la necesidad de enfrentar la realidad del cambio climático y actuar. Del mismo modo, el país anfitrión la ha denominado la “conferencia de la implementación”. Esto ha sido una gran carencia en los últimos años: ningún país está cumpliendo con lo necesario para limitar el calentamiento global a 1,5 °C, el objetivo acordado en el Acuerdo de París de 2015. La adaptación al cambio climático será un tema central en Belém. A medida que economías, ecosistemas y comunidades sufren impactos cada vez más graves, la necesidad de mitigar las consecuencias se vuelve urgente. Los países pobres y en desarrollo —los más vulnerables al aumento de las temperaturas— exigen mayor apoyo financiero de las naciones ricas, principales responsables del calentamiento global. El objetivo de los 1,5 °C no incluye aún la adaptación, y los países vulnerables buscan acordar indicadores que midan el éxito de las medidas adaptativas. También está en juego el compromiso de los países para reducir emisiones. Todos los firmantes del Acuerdo de París debían haber presentado nuevos objetivos climáticos en septiembre, pero, para noviembre, menos de 70 países lo habían hecho, según el presidente de la COP, André Corrêa do Lago. “Estamos frustrados”, dijo Do Lago. “Ya pasaron dos plazos sin que los países cumplieran sus compromisos. Es molesto.”

La oportunidad de liderazgo de Brasil en medio de la incertidumbre

Para Brasil, bajo el mandato de Lula, la conferencia es una prioridad nacional, una oportunidad para demostrar que es posible combinar desarrollo sostenible y progreso económico, y asumir un papel de liderazgo global. La incertidumbre internacional, agravada por los conflictos comerciales, la guerra en Ucrania y la situación en Gaza, ha afectado la política climática multilateral. Mientras tanto, Estados Unidos, segundo mayor emisor del mundo, se retiró del Acuerdo de París bajo Donald Trump y ha revertido varias políticas de protección climática.

Preocupación entre los observadores

“Es importante tener un país anfitrión que inspire confianza a todas las naciones”, señaló Niklas Höhne, del grupo Climate Action Tracker, un consorcio de centros de investigación alemanes e internacionales que evalúan los avances de los compromisos climáticos nacionales. Al inicio de la conferencia, Brasil presentará una iniciativa para proteger los bosques tropicales, fundamentales para la regulación del clima y la biodiversidad: el Fondo Bosques Tropicales para Siempre (Tropical Forest Forever Facility). El plan consiste en un nuevo fondo financiado por gobiernos y complementado por inversores privados. Los países que adopten medidas especiales para proteger sus bosques recibirán beneficios del fondo. Al menos un 20 % de los recursos se destinará a comunidades indígenas. El objetivo es recaudar un total de 125.000 millones de dólares (108.000 millones de euros). La iniciativa es un proyecto emblemático para Brasil, aunque aún está por verse cuánto dinero podrá recaudarse durante las negociaciones en Belém.

Por qué Alemania está perdiendo ambición climática

Alemania no alcanzará su meta de neutralidad climática para 2045 según las proyecciones actuales. El gobierno planea ampliar la infraestructura de gas fósil y ha reducido su compromiso con las energías renovables. Esto preocupa no solo a Alemania, sino también a la Unión Europea, explicó Höhne: “Alemania es un actor clave en la UE y está promoviendo una relajación de las medidas de protección climática. Eso tiene impacto a nivel global. Si la UE no lidera, ¿quién lo hará?”. Mientras las grandes economías pierden impulso, China está asumiendo un papel más protagónico, según Jan Kowalzig, experto en clima de Oxfam. Sin embargo, duda que China motive a otros países a ser más ambiciosos: “En el pasado, China ha estado más centrada en proteger sus intereses nacionales que en impulsar el progreso colectivo”, señaló. Por su parte, Mohamed Adow, de la ONG Power Shift Africa, afirmó que lo que más se necesita de Belém son “ambiciones concretas, transferencia tecnológica real, no los típicos discursos vacíos.”