Conoce a Emma Maria Mazzenga, la mujer de 91 años que rompió un récord de maratón, sorprendiendo a todos con su resistencia. En mayo de 2024, la italiana corrió los 200 metros al aire libre en 51,47 segundos.
Según un informe de Reuters, Mazzenga, entonces de 90 años, posee cinco récords mundiales, nueve récords europeos y 28 mejores marcas italianas en varias categorías de atletismo máster, carreras competitivas para corredores mayores organizadas por grupos de edad.
Mazzenga participó en un estudio científico para ayudar a los investigadores a comprender mejor su extraordinaria fisiología. Fue sometida a varias pruebas como entrenamientos en bicicleta, ejercicios de rodilla y biopsias musculares en los muslos. “La plusmarquista mundial realizó una prueba de ciclismo y ejercicios de extensión de rodilla en el laboratorio de Simone Porcelli, MD, PhD, en la Universidad de Pavía, Italia. El objetivo era evaluar la potencia y la fatiga muscular. Además, los investigadores realizaron una biopsia muscular en el muslo de la velocista y las fibras musculares fueron analizadas en el laboratorio de Christopher Sundberg, PhD, en la Universidad de Marquette, Milwaukee”, señala un informe de la Sociedad Americana de Fisiología.
Los científicos descubrieron que la capacidad cardiorrespiratoria de la mujer de 91 años era comparable a la de una mujer sana y en forma de 50 años. “En segundo lugar, sus músculos eran increíblemente únicos. Las fibras de contracción lenta de Mazzenga —diseñadas para la resistencia— eran ‘notablemente grandes’, lo que le permitía mantener el esfuerzo sin agotarse”, dice el informe. “También tenía un ‘porcentaje muy alto’ de fibras de contracción rápida, que producen ráfagas de energía potentes. Según los investigadores, estas son ideales para movimientos rápidos y explosivos como el sprint”, añade.
Las fibras de contracción lenta son como “maratonistas”: están diseñadas para la resistencia. Funcionan mejor en actividades de larga duración, como correr largas distancias, andar en bicicleta o incluso permanecer de pie durante horas. No se fatigan fácilmente, pero no son para la velocidad o la fuerza explosiva. Son constantes y confiables, como un coche que sigue funcionando sin gastar demasiado combustible.
Las fibras de contracción rápida, en cambio, son los “velocistas”: están hechas para movimientos rápidos y potentes, como correr a toda velocidad, saltar o levantar peso. Reaccionan de inmediato, pero se agotan rápido. Son perfectas para fuerza explosiva, pero no para esfuerzos prolongados.
Todos tenemos una mezcla de ambos tipos de fibras, pero la proporción varía según la genética, el entrenamiento y las actividades que realizamos.
“Esta combinación única probablemente contribuyó a su excepcional desempeño en los 200 metros, permitiéndole mantener tanto la resistencia como la velocidad a una edad avanzada”, explicó Marta Colosio, PhD, investigadora posdoctoral en la Universidad de Marquette y primera autora del estudio. “El entrenamiento físico durante toda la vida puede permitir un rendimiento extraordinario y mantener un alto nivel funcional incluso en la novena década de vida”.
Sin embargo, los hallazgos de este estudio enfatizan los beneficios de la actividad física a cualquier edad, incluso en adultos mayores que no han sido deportistas toda su vida. “El ejercicio es una herramienta poderosa para promover un envejecimiento saludable”, dijo Colosio.
Corrió de joven y lo retomó a los 53 años
“Me ayudó a superar momentos difíciles, que por supuesto no han faltado en una vida tan larga como la mía”, dijo a Reuters. Correr “también me permitió estar siempre rodeada de muchas personas, de modo que nunca estuve sola”, añadió.
Mazzenga se casó en 1963 y volvió a competir en 1986. Nacida en 1933, corrió en las pruebas de 100, 200, 400 e incluso 800 metros durante sus años universitarios.
Con su récord mundial, Mazzenga ha roto varios estereotipos y mitos sobre el envejecimiento.
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