¿Notas que, a medida que pasan los años, la inflamación en tu cuerpo te está jugando una mala pasada? Tal vez no se deba únicamente a tu edad: tu estilo de vida podría tener mucho que ver.
Una nueva investigación publicada en
Nature Aging sugiere que la llamada
“inflamación del envejecimiento” (
inflammaging)—una inflamación crónica y de bajo grado que suele asociarse con la vejez—podría ser consecuencia de los hábitos modernos y no una parte inevitable del proceso de envejecer.
Un estudio que rompe mitos
Científicos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia compararon los patrones de inflamación en adultos mayores de países industrializados (Italia y Singapur) con los de comunidades indígenas que mantienen estilos de vida tradicionales, como los tsimane en Bolivia y los orang asli en Malasia.
Los resultados fueron claros:
- En las sociedades industrializadas, los niveles de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR) y el factor de necrosis tumoral aumentaban de forma constante con la edad y se asociaban a enfermedades crónicas como cardiopatías, problemas renales y diabetes.
- En cambio, en las comunidades indígenas, aunque la inflamación estaba presente por la exposición continua a infecciones, estos marcadores no aumentaban con la edad ni se relacionaban con la misma incidencia de enfermedades crónicas.
“El
inflammaging puede no ser una consecuencia directa del envejecimiento, sino una respuesta a entornos industrializados”, explicó el Dr. Alan Cohen, profesor asociado de ciencias de la salud ambiental en Columbia y miembro del Butler Columbia Aging Center. “Nuestro sistema inmunitario evolucionó en condiciones muy distintas a las actuales”.
Inflamación moderna vs. inflamación tradicional
Expertos en salud señalan que factores típicos de la vida moderna—dietas procesadas, sedentarismo, contaminación, estrés crónico y falta de sueño—son grandes responsables de esta inflamación persistente.
En sociedades industrializadas, la inflamación suele ser “estéril” y constante, provocada por cambios metabólicos y disfunción inmunitaria, no por infecciones. En comunidades tradicionales, en cambio, la inflamación es mayoritariamente consecuencia de infecciones y no conduce necesariamente a enfermedades a largo plazo.
La nutricionista Anjali Bhola, del NCI Jhajjar (AIIMS), subraya que las dietas altas en azúcares, sal y carbohidratos refinados, junto con el estrés y el sueño irregular, alteran la microbiota intestinal y elevan los marcadores inflamatorios. “Estos factores aceleran el envejecimiento biológico y aumentan el riesgo de enfermedades no transmisibles”, advierte.
El reumatólogo Maj. Gen. Dr. Darshan Singh Bhakuni coincide: “En grupos indígenas, la inflamación está relacionada con infecciones, pero no empeora con la edad, lo que sugiere que refleja más la carga infecciosa que el envejecimiento biológico”.
¿Se puede prevenir el inflammaging?
La respuesta de los especialistas es sí: se puede controlar e incluso revertir con cambios de hábitos.
- Alimentación: dieta rica en fibra y proteínas, baja en carbohidratos refinados, con poco azúcar y sal. Incorporar zinc, vitaminas C y D, y hierro.
- Hidratación: entre 2 y 2,5 litros de agua al día.
- Actividad física: ejercicio moderado y regular.
- Descanso: dormir entre 7 y 9 horas de calidad.
- Gestión del estrés: yoga, meditación y técnicas de respiración consciente.
El mensaje es claro:
no es solo la edad lo que nos inflama, sino cómo vivimos. Envejecer de forma saludable empieza por replantearnos cómo comemos, nos movemos y descansamos.