OpenAI, la startup más valiosa del mundo con una valoración de
500.000 millones de dólares, anunció una alianza estratégica con
Broadcom para diseñar
chips de inteligencia artificial personalizados. La iniciativa busca optimizar toda la pila tecnológica de IA, desde el nivel de transistores hasta la experiencia de usuario en
ChatGPT, según confirmó el CEO
Sam Altman.
La colaboración, que lleva
18 meses en desarrollo, apunta a reducir los costos de infraestructura y reforzar la competitividad de OpenAI frente a gigantes como
Nvidia. Broadcom aportará su tecnología de red basada en
Ethernet para los nuevos chips y desplegará
racks de servidores en instalaciones de OpenAI o de sus socios en la nube, aunque no ofrecerá capacidad directa de centros de datos.
Siguiendo el modelo de Google
Algunos analistas consideran que OpenAI busca
replicar la estrategia de Google, que en su día redujo costos diseñando sus propios chips con Broadcom. “OpenAI podría estar tratando de emular a Google, que fabricó chips con la tecnología de Broadcom y logró costos más bajos frente a competidores como Meta”, señaló
Mandeep Singh, analista de Bloomberg Intelligence. El éxito de Google, añadió, puede haber inclinado a OpenAI hacia Broadcom en lugar de otros proveedores como
Marvell Technology.
El mercado ha respondido positivamente: las acciones de Broadcom han subido
40% en lo que va del año, superando el avance del
29% del índice de semiconductores de Filadelfia, lo que refleja su creciente relevancia en la infraestructura de IA.
Los riesgos de la apuesta: gastos desmedidos y sostenibilidad
Aunque la alianza refuerza la posición de OpenAI, los analistas advierten sobre riesgos asociados a sus
ambiciosos planes de expansión. El cofundador
Greg Brockman explicó que la compañía planea desplegar
10 gigavatios de potencia informática —el equivalente a
10 plantas de energía nuclear—, a lo que describió como “una gota en el océano” en la carrera hacia la
inteligencia general artificial (AGI).
Por su parte,
Charlie Kawwas de Broadcom advirtió que levantar semejante infraestructura podría tomar
décadas, comparándolo con la construcción de los ferrocarriles o el despliegue de Internet.
Los expertos señalan además tres focos de preocupación:
- Rentabilidad – dudas sobre la sostenibilidad financiera de OpenAI dada la falta de transparencia en el financiamiento de sus proyectos.
- Consumo energético – el uso masivo de chips de IA y centros de datos amenaza con sobrecargar las redes eléctricas globales.
- Riesgo de burbuja – la avalancha de inversiones podría estar alimentando una burbuja de IA, lo que deja a la industria dividida entre quienes ven en la estrategia de OpenAI un motor de innovación y quienes temen que exacerbe los desafíos estructurales.