Justin Trudeau y Katy Perry: ¿Dónde está su exesposa Sophie?

Desde entonces, Sophie se ha alejado de los paparazzi y se ha centrado en su propósito. En 2024 publicó un libro sobre bienestar, Closer Together, mitad memorias y mitad meditación sobre la atención plena, y se convirtió en una conferencista solicitada sobre empatía y salud mental. En pocas palabras, mientras la vida de Justin se transformaba en una telenovela de internet, Sophie se reinventó silenciosamente como la heroína post-matrimonial con los pies en la tierra que Oprah aplaudiría.
Justin Trudeau y Katy Perry: ¿Dónde está su exesposa Sophie?
(Crédito de la imagen: TIL Creatives)
Existe una regla antigua en la política: puedes perder una elección, pero nunca perder el rumbo. Justin Trudeau, quien alguna vez encarnó el optimismo moral de Canadá y su característico cabello perfectamente peinado, parece haber seguido este consejo con un fervor casi evangelista. Mientras Canadá debate el precio del jarabe de arce y el futuro del liberalismo, el ex primer ministro está en tendencia por algo mucho más cinematográfico: su supuesto romance con Katy Perry. Sí, esa Katy Perry, la diva del pop que hizo cuestionar a toda una generación de millennials sus listas de reproducción y sexualidad. Según los tabloides, ha sido bienvenida en el hogar de Trudeau con los brazos abiertos. Sus hijos, dicen los medios, están “encantados”. Los allegados murmuran que Justin está “seriamente interesado”. Los titulares gritan “campanas de boda”.

Pero, ¿y Sophie Grégoire Trudeau?

Sophie no era solo la pareja de Justin en fotos públicas; era su traductora emocional, quien hacía que la marca Trudeau se sintiera humana. Expresentadora de televisión con la calma de una instructora de yoga y carisma capaz de vender tanto el autocuidado como la reforma social, estuvo a su lado durante los años de selfies, escándalos y la lenta implosión de la “historia de hadas liberal” canadiense. Cuando anunciaron su separación en agosto de 2023, el comunicado fue dolorosamente canadiense en su cortesía: “Después de muchas conversaciones significativas y difíciles, hemos decidido separarnos.” Sin rencores, sin memorias reveladoras, sin dramas judiciales: solo el tranquilo desenlace de un matrimonio moderno bajo la luz fluorescente de la política. Desde entonces, Sophie se ha mantenido alejada de los paparazzi y se ha enfocado en sí misma. Publicó un libro sobre bienestar, Closer Together, en 2024, mitad memorias y mitad meditación sobre la atención plena, y se convirtió en una conferencista solicitada sobre empatía y salud mental. Mientras la vida de Justin se convirtió en una telenovela de internet, Sophie se reinventó como una heroína post-matrimonial con los pies en la tierra. Su reciente publicación en redes sociales refleja esa evolución: “El amor verdadero no consiste en cargarlo todo. Se trata de aprender cuándo dar, cuándo recibir y cuándo simplemente ser. La reciprocidad significa permitir espacio para que ambos crezcan, descansen y se redescubran dentro de la relación. Porque el amor que respira es el amor que perdura.”

La aparición de Katy Perry

Mientras tanto, la evolución post-política de Justin ha sido menos meditativa y más tipo MTV Unplugged. Entra Katy Perry: superestrella global, activista a tiempo parcial y generadora de titulares a tiempo completo. La pareja fue vista por primera vez en Montreal este verano, más tarde fotografiada en un yate en California, riendo, abrazándose y regalando al internet suficiente serotonina para tres ciclos de noticias. “Justin ama cómo Katy se integra con la familia,” dijo un allegado. “Sus hijos la adoran.” Otro aseguró que él está “serio sobre construir algo duradero.” La narrativa se escribe sola: el príncipe viudo del progresismo encuentra consuelo en la reina del pop empoderador.

La cuestión de Sophie

¿Y Sophie? La respuesta es refrescantemente normal. Está prosperando, de manera privada. Sus redes sociales son mesuradas y cálidas, llenas de reflexiones sobre amor, autoestima y equilibrio. Amigos la describen como “en paz”. No hay rencor, no hay guerra mediática. En una cultura que monetiza cada ruptura, la contención de Sophie parece casi radical. No busca relevancia ni compite con el brillo de Perry. Está haciendo lo que muchos cónyuges políticos sueñan pero rara vez logran: reclamar su propia narrativa. Su última publicación en Instagram, viral por su sobria gracia, parece decirlo todo: el amor no es posesión, es espacio. Una filosofía que, en retrospectiva, podría ser la respuesta más sofisticada al nuevo capítulo de su exesposo.

El efecto mediático del romance

La relación Perry-Trudeau plantea preguntas, no morales, sino cinematográficas. ¿Cómo un exlíder mundial puede salir con una estrella pop sin convertirlo en un tráiler? ¿Qué sucede cuando la diplomacia se encuentra con la coreografía? El hombre que se disculpó por el blackface, los oleoductos y los sobrecostos presupuestarios ahora vive en tecnicolor, y el mundo no puede apartar la vista. Trudeau y Perry, ambos famosos por su “autenticidad performativa”, parecen haber encontrado algo real: ella lo encuentra “equilibrante” y él la considera “vital.” En cuanto a Sophie Grégoire, ya no forma parte de esa historia, pero no es un simple pie de página. Es prueba de que la gracia después del desamor es la forma más rara de carisma. En pocas palabras: se ha movido hacia adelante, silenciosa, inteligentemente y sin hashtags. Y, en la era de los selfies en yates y rumores de compromiso, podría ser el final más canadiense de todos.