Un país que cambió el miedo por silencioEn las calles del centro histórico de San Salvador, los grafitis que alguna vez marcaban el territorio de las pandillas están cubiertos por pintura fresca. Los comerciantes abren sus negocios sin pagar
“renta”, y los niños juegan fútbol donde antes nadie se atrevía a salir después del atardecer.
El Salvador vive una transformación inédita: l
os homicidios se desplomaron a su nivel más bajo en más de medio siglo.
En 2024, el país registró apenas 114 asesinatos, según cifras oficiales del gobierno, una caída que contrasta con los más de
6 600 homicidios de 2015, cuando era considerado el país más violento del mundo.
Sin embargo, detrás de este éxito hay una historia más compleja:
un Estado de excepción que lleva más de tres años, más de 80 000 detenidos y acusaciones de torturas y violaciones a derechos humanos. Lo que para unos es
“el modelo Bukele”, para otros es una democracia en retroceso.
El estado de excepción que no terminaEl 27 de marzo de 2022, tras un fin de semana sangriento con más de
80 asesinatos, el presidente
Nayib Bukele decretó el régimen de excepción. Desde entonces, el Congreso —controlado por su partido,
Nuevas Ideas— lo ha renovado mensualmente durante más de
36 ocasiones.
El decreto suspende derechos constitucionales básicos:
la libertad de asociación, la inviolabilidad de las comunicaciones y el derecho a la defensa. Con esas herramientas,
la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada emprendieron una cacería masiva contra
las pandillas MS-13 y Barrio 18.
“El Estado ha retomado el control. Hoy el delincuente es el que tiene miedo”, declaró Bukele en cadena nacional, al inaugurar el
Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una megacárcel para 40 000 internos.
Desde entonces, las imágenes de miles de hombres tatuados, rapados y esposados, apilados en filas dentro de la prisión, han dado la vuelta al mundo como símbolo del nuevo orden salvadoreño.
Resultados visibles, costos invisiblesLos números avalan la eficacia inmediata del plan:
- Reducción del 90 % de los homicidios desde 2019.
- Aumento del turismo interno y extranjero, según el Ministerio de Turismo.
- Disminución de las extorsiones, uno de los delitos más temidos por los salvadoreños.
Pero el costo humano ha sido alto.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Human Rights Watch han denunciado detenciones arbitrarias, torturas y muertes bajo custodia.
“En el país se está construyendo seguridad a base de represión. Muchos inocentes han sido encarcelados sin pruebas ni juicio”, declaró a
El Faro la abogada Zaira Navas, exinspectora general de la PNC.
La Asociación Cristosal, una ONG local, reporta más de 5 000 denuncias de abusos durante el régimen de excepción y al menos
240 muertes bajo custodia policial o penitenciaria.
Los acuerdos ocultos con las pandillasAntes de la ofensiva, reportes de El Faro, Insight Crime y The New York Times revelaron que el gobierno habría negociado en secreto con
líderes de la MS-13 para reducir homicidios a cambio de beneficios carcelarios. Bukele siempre ha negado estos señalamientos, pero documentos fiscales filtrados en 2021 sugerían que las treguas existieron.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos incluso acusó en 2023 a funcionarios salvadoreños de haber
“obstruido” investigaciones sobre esos pactos.
“Si hubo una tregua, se rompió. Hoy no negociamos con criminales, los derrotamos”, respondió Bukele cuando fue cuestionado sobre el tema.
Un liderazgo popular y una democracia debilitadaA pesar de las denuncias, Bukele mantiene una aprobación superior al
85 %, según encuestas de CID Gallup. Su discurso directo en redes sociales y la aparente paz en los barrios antes controlados por pandillas lo consolidan como el político más popular de América Latina.
Sin embargo, la concentración de poder preocupa a observadores internacionales. Desde 2021, Bukele ha destituido a jueces de
la Corte Suprema, reformado la
Constitución y habilitado su reelección inmediata, prohibida hasta entonces.
“El modelo Bukele ha reducido el crimen, pero al precio de la erosión del Estado de derecho”, advierte
José Miguel Vivanco, exdirector de Human Rights Watch.
¿Milagro o espejismo?En barrios como Soyapango o Ilopango, la gente celebra el cambio.
“Antes no podíamos ni salir al mercado. Ahora se puede dormir tranquilo”, dice
Marta López, comerciante.
Pero en la periferia de
San Vicente, Ana Torres cuenta otra historia:
su hijo de 17 años fue detenido en abril de 2023 y sigue desaparecido.
“No era pandillero, solo trabajaba en construcción. Desde entonces no sé nada de él.”El contraste resume la paradoja salvadoreña: seguridad con miedo, orden con silencio.
Un modelo que mira al futuroCon elecciones presidenciales previstas para febrero de 2026, Bukele busca consolidar su segundo mandato con la promesa de mantener
“el país más seguro del hemisferio”. Varios gobiernos latinoamericanos —como los de
Honduras, Ecuador y Perú— estudian replicar aspectos del
“modelo Bukele”.
La pregunta que queda abierta es si esta estrategia podrá sostenerse sin libertades civiles ni justicia independiente. Porque, como advierten expertos de la Universidad Centroamericana (UCA),
“la paz impuesta puede ser eficaz… hasta que la represión ya no alcance para contenerla”.
Fuentes consultadas:- AP News, El Salvador closes 2024 with record low homicides (2025).
- Reuters, Human Rights Commission calls on El Salvador to end state of emergency (2024).
- The Guardian, Thousands of children swept up in El Salvador mass arrests (2024).
- El Faro, Los pactos secretos entre el gobierno y la MS-13 (2021).
- CID Gallup, Encuesta de opinión sobre seguridad y liderazgo político en El Salvador (2025).
- Human Rights Watch, El Salvador: detenciones arbitrarias bajo el régimen de excepción (2024).