El presidente estadounidense Donald Trump reiteró el martes su afirmación de ayudar a resolver conflictos internacionales, asegurando que “hará una llamada telefónica” para detener los renovados combates entre
Tailandia y Camboya, que ya cumplen su
tercer día.
“Detesto decirlo, este conflicto llamado Camboya-Tailandia empezó hoy, y mañana tendré que hacer una llamada telefónica. ¿Quién más podría decir que hará una llamada y detendrá una guerra entre dos países muy poderosos, Tailandia y Camboya?”, dijo Trump, citado por Reuters.
Durante un mitin en Pensilvania, Trump destacó varios conflictos que afirma haber ayudado a resolver, incluyendo tensiones entre
Pakistán e India, y entre
Israel e Irán, antes de referirse a los renovados enfrentamientos en el sudeste asiático.
En julio, Trump utilizó negociaciones comerciales para lograr un
alto el fuego. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores de Tailandia,
Sihasak Phuangketkeow, declaró que no creía que la amenaza de aranceles debiera utilizarse para presionar a Tailandia a entablar conversaciones, según Reuters.
El
armisticio entre Tailandia y Camboya fue acordado en julio como una medida de emergencia tras cinco días de combates transfronterizos que dejaron
al menos 43 muertos y obligaron a más de
300.000 civiles a huir. Con la escalada de tensiones, Trump llamó a ambos líderes, advirtiendo que las negociaciones arancelarias con Washington quedarían congeladas si la violencia no cesaba.
Malasia ayudó a facilitar el acuerdo, mientras
China brindó apoyo diplomático.
A finales de octubre, el alto el fuego fue formalmente extendido en una ceremonia altamente coreografiada en la
cumbre de la ASEAN en Kuala Lumpur, donde Trump estuvo junto a ambos gobiernos mientras firmaban una declaración conjunta.
Los enfrentamientos de esta semana son los más mortíferos desde los choques de cinco días en julio, con ambos lados acusándose mutuamente de provocar la nueva violencia. El martes, el conflicto se extendió a
cinco provincias de Tailandia y Camboya, según AFP.
Más de
500.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en ambos países desde que el conflicto fronterizo volvió a estallar. Los dos vecinos del sudeste asiático han disputado durante décadas la
delimitación colonial de su frontera de 800 kilómetros (500 millas), donde reclamos rivales sobre templos históricos han desencadenado repetidos enfrentamientos armados.