El mercado laboral estadounidense está enviando señales ambiguas. Esta semana, el Departamento de Trabajo informó que las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo cayeron a 229,000, una baja de 5,000 respecto a la semana anterior. A simple vista, parece una buena noticia: menos personas están perdiendo sus empleos. Pero al mirar más de cerca, el panorama se vuelve más complejo.
El número de personas que sigue recibiendo beneficios —conocidas como solicitudes continuas— se mantiene elevado, con 1.95 millones de estadounidenses aún sin conseguir empleo. Esto indica que, si bien los despidos no están aumentando de forma alarmante, quienes pierden su empleo están teniendo más dificultades para volver al mercado laboral.
“Estamos viendo un mercado en pausa. Las empresas no están despidiendo en masa, pero tampoco están contratando al ritmo de antes”, explicó Sarah Mitchell, economista laboral en Brookings Institution.
Los datos llegan en un contexto de enfriamiento económico progresivo. El crecimiento del empleo se ha desacelerado notablemente: en los últimos tres meses, se han creado en promedio 35,000 empleos mensuales, una cifra muy por debajo del ritmo que caracterizó la recuperación post-pandemia.
Además, algunos analistas anticipan que la tasa de desempleo podría subir ligeramente en agosto, hasta un 4.3%, lo que reforzaría la narrativa de un mercado que se está moderando.
¿Y la Fed?
Estos datos están siendo observados con lupa por la Reserva Federal, que se encuentra en una encrucijada. Tras una prolongada lucha contra la inflación con tasas de interés elevadas, la Fed ahora evalúa si llegó el momento de empezar a bajar el costo del dinero. El presidente Jerome Powell había dicho anteriormente que la evolución del mercado laboral sería clave para tomar esa decisión.
“Si el mercado laboral sigue enfriándose sin colapsar, podríamos ver un recorte de tasas en septiembre”, señalan desde el banco de inversión Goldman Sachs.
¿Qué significa esto para los estadounidenses?
Para la mayoría de los trabajadores, la situación actual puede sentirse como un compás de espera. Los despidos no están aumentando de forma preocupante —lo cual brinda cierta estabilidad—, pero encontrar un nuevo empleo se está volviendo más difícil, especialmente en sectores como la tecnología, las finanzas y parte del comercio minorista.
A su vez, las empresas parecen estar adoptando una actitud conservadora: no reducen plantilla de forma agresiva, pero tampoco se lanzan a contratar con entusiasmo. Este “modo espera” parece ser la tónica mientras se aclara el panorama económico.
Ni boom ni crisis, pero sí cautela
El mercado laboral en Estados Unidos está lejos de un colapso, pero también ha dejado atrás la euforia de la recuperación pospandemia. Con menos despidos pero más dificultades para encontrar empleo, el mensaje es claro: se acabó la fiesta del “empleo fácil”. Lo que viene ahora es una etapa de transición, y el ritmo del ajuste dependerá, en gran medida, de lo que decida la Fed en las próximas semanas.
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