La epidemia de contaminación en Delhi-NCR no es solo un problema respiratorio; es una verdadera catástrofe para la salud. El Dr. Randeep Guleria advierte que la niebla tóxica afecta gravemente la salud cardiovascular, la función cognitiva y el rendimiento de los riñones. La inflamación causada por este aire contaminado aumenta las posibilidades de enfermedades serias como ataques cardíacos y demencia, haciendo que las personas se sientan como fumadores crónicos aunque no lo sean.
Tos, ojos irritados y falta de aire acompañan la llegada del invierno en Delhi-NCR cada año. En esta época, millones de personas están expuestas a largos periodos de aire altamente contaminado. El daño que causa esta contaminación va más allá de los pulmones y afecta al corazón, cerebro, riñones y sistemas metabólicos, explica el Dr. Guleria, presidente de medicina interna y de medicina respiratoria y del sueño en Medanta. India, dice, necesita una estrategia nacional coordinada para combatir la contaminación.
¿Qué órganos, además de los pulmones, son más vulnerables?
El corazón es especialmente sensible, ya que el aire tóxico causa inflamación en los vasos coronarios, aumentando el riesgo de ataques cardíacos y empeorando la insuficiencia cardíaca. El cerebro también se ve afectado: la exposición prolongada incrementa las posibilidades de sufrir un derrame cerebral, demencia temprana y pérdida de memoria.
Hay evidencia sólida que muestra que partículas PM2.5 y partículas ultrafinas pueden pasar de los pulmones a la sangre. Una vez allí, inflaman los vasos sanguíneos, un proceso llamado endotelitis. En el corazón, esto aumenta el riesgo de ataques cardíacos, hipertensión y problemas de insuficiencia cardíaca.
En el cerebro, la inflamación y el estrechamiento de los vasos elevan el riesgo de derrames cerebrales. Además, las PM2.5 pueden llevar sustancias químicas tóxicas que aumentan el daño en varios órganos del cuerpo.
¿Los riñones y el sistema digestivo también sufren daño?
La evidencia es limitada pero está creciendo. Una vez que las partículas entran en la sangre, pueden afectar órganos como los riñones y el intestino. Investigaciones iniciales sugieren que la contaminación podría empeorar enfermedades renales existentes y contribuir a problemas gastrointestinales.
¿La contaminación aumenta el riesgo de cáncer?
Sí. El riesgo de cáncer de pulmón está bien demostrado, pero nuevos estudios indican que las toxinas que viajan con las partículas también pueden llegar a la sangre, causar mutaciones celulares y posiblemente aumentar el riesgo de cáncer en otros órganos.
¿Existe relación entre la contaminación y enfermedades metabólicas como la diabetes?
Datos recientes sugieren que la contaminación incrementa el riesgo de trastornos metabólicos, incluida la diabetes. Se necesita más investigación para identificar los contaminantes específicos y su impacto en estas vías metabólicas.
¿Qué efectos sistémicos se pasan por alto?
Los efectos de largo plazo en todo el cuerpo. La mayoría de la gente ve la contaminación como un problema estacional de los pulmones, pero la exposición crónica afecta al corazón, al cerebro y a otros órganos. Los niños que crecen en zonas contaminadas tienen una capacidad pulmonar reducida, con consecuencias que pueden durar toda la vida.
¿Qué señales tempranas deben vigilar las personas?
Irritación o enrojecimiento de los ojos, congestión nasal, opresión en el pecho y dificultad para respirar incluso en actividades leves. La contaminación también puede aumentar la presión arterial y empeorar síntomas en personas con enfermedades cardíacas o pulmonares.
¿Qué efectos a largo plazo ve en adultos jóvenes?
La exposición crónica a altos niveles de contaminación equivale a fumar entre 10 y 15 cigarrillos al día. Los jóvenes pueden enfrentar enfermedades cardíacas prematuras, trastornos neurológicos tempranos, derrames cerebrales y problemas respiratorios duraderos.
¿Qué medidas son necesarias ahora?
India necesita una estrategia nacional coordinada. Médicos, científicos y responsables políticos deben medir los efectos de largo plazo y establecer metas realistas para reducir la contaminación. Se requiere mayor inversión en investigación, monitoreo y soluciones sostenibles para bajar los niveles de contaminación a rangos seguros.
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