Para muchas personas, comenzar el día con una taza de té o café humeante es un ritual reconfortante. Más allá del impulso de energía que proporcionan, una nueva investigación sugiere que estas bebidas populares también podrían reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer, gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Según un extenso análisis internacional, las personas que consumen té o café de manera regular presentan un riesgo ligeramente menor de desarrollar cánceres de cabeza y cuello. Sin embargo, los investigadores advierten que la relación no es tan sencilla: puede depender del tipo de bebida, los patrones de consumo, la genética y los hábitos de vida de cada persona.
Los cánceres de cabeza y cuello se encuentran entre los más comunes en el mundo. Solo en el Reino Unido, se registran unos 12.800 nuevos casos y más de 4.000 muertes cada año, según Cancer Research UK. Cualquier hallazgo que contribuya a reducir este riesgo resulta, por tanto, de gran relevancia para la salud pública.
Un estudio global sobre el té, el café y el riesgo de cáncer
El estudio, publicado en la revista científica Cancer, fue dirigido por la Dra. Yuan-Chin Amy Lee, del Instituto del Cáncer Huntsman y la Facultad de Medicina de la Universidad de Utah.
El equipo analizó los datos combinados de 14 estudios realizados en Europa, América del Norte y América Latina, con información de más de 25.000 personas: 9.548 diagnosticadas con cáncer de cabeza y cuello y 15.783 sin la enfermedad.
Los participantes detallaron sus hábitos de consumo de café (con o sin cafeína) y té, mientras los investigadores ajustaron los resultados según otros factores de riesgo, como la edad, el sexo, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la dieta.
El café: una defensa inesperada
Uno de los hallazgos más llamativos fue el del café. Las personas que bebían más de cuatro tazas diarias de café con cafeína tenían un 17% menos de probabilidades de desarrollar cánceres de cabeza y cuello que quienes no lo consumían.
El efecto protector fue especialmente notable frente a los cánceres de cavidad oral y orofaringe (la zona de la garganta detrás de la boca).
Incluso el café descafeinado mostró ciertos beneficios, sobre todo en la reducción del riesgo de cáncer oral, lo que sugiere que otros compuestos bioactivos además de la cafeína, como los antioxidantes y los polifenoles, podrían desempeñar un papel importante.
El té: beneficios limitados y riesgos con el exceso
En el caso del té, los resultados fueron más complejos.
Beber una taza o menos por día se asoció con un 9% menos de riesgo de cánceres de cabeza y cuello, especialmente del tipo hipofaríngeo (parte inferior de la garganta).
Sin embargo, cuando el consumo superaba una taza diaria, el riesgo de cáncer de laringe aumentaba hasta un 38%.
Los expertos sugieren que esto podría deberse a factores como el reflujo ácido, un conocido factor de riesgo para el cáncer de laringe, o al consumo de bebidas a temperaturas demasiado altas.
Por qué el café y el té pueden proteger
Según la Dra. Lee, los posibles efectos anticancerígenos del té y el café no se deben únicamente a la cafeína.
Ambas bebidas son ricas en flavonoides, taninos y polifenoles, compuestos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir el daño celular y el estrés oxidativo, retrasando el desarrollo de células cancerosas.
Aun así, los investigadores subrayan que la evidencia sigue siendo inconclusa, y que se necesitan estudios más específicos para comprender cómo cada bebida afecta distintas zonas de la cavidad oral y la garganta.
Desafíos y limitaciones del estudio
Como toda investigación basada en cuestionarios, los resultados pueden verse afectados por errores de autoinforme: las personas pueden no recordar con precisión su consumo.
Además, el estudio no distinguió entre tipos de té (verde, negro o de hierbas) ni los métodos de preparación, lo que podría influir en los resultados.
Expertos independientes, como el profesor Tom Sanders del King’s College de Londres, advierten que las personas que consumen más té o café también tienden a llevar estilos de vida más saludables, lo que podría explicar parte del menor riesgo observado.
La moderación, la clave del beneficio
En definitiva, el estudio ofrece una noticia tranquilizadora para los amantes del café y el té: el consumo moderado —en especial de café— podría ayudar a reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer de cabeza y cuello.
No obstante, el exceso, sobre todo en el caso del té, puede revertir los beneficios y aumentar ciertos riesgos.
Estas bebidas no deben verse como una alternativa a las estrategias comprobadas de prevención del cáncer, como no fumar, reducir el consumo de alcohol, mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio.
Así que si disfrutas de una taza caliente cada mañana, puedes seguir haciéndolo sin culpa, siempre recordando que el equilibrio es fundamental.
La ciencia continúa explorando la compleja relación entre las bebidas calientes y la salud, pero una cosa está clara: tu taza diaria probablemente te hace más bien que mal.
El fin del Artículo