Las aerolíneas estadounidenses
cancelaron 1.460 vuelos el sábado, en el segundo día de la orden de la
Administración Federal de Aviación (FAA) de reducir el tráfico aéreo debido al cierre gubernamental.
Hasta ahora, la desaceleración en muchos de los aeropuertos más concurridos del país no ha causado interrupciones generalizadas, pero ha profundizado el impacto del que ya es el
cierre federal más largo en la historia de Estados Unidos.
“Todos viajamos, todos tenemos algún lugar al que ir”, dijo
Emmy Holguin, de 36 años, que salía de
Miami hacia la
República Dominicana para visitar a su familia. “Espero que el gobierno pueda resolver esto”.
Los analistas advierten que la situación se
intensificará y tendrá repercusiones
más allá del transporte aéreo, especialmente si las cancelaciones aumentan y coinciden con el feriado de
Acción de Gracias.
Ya existen preocupaciones sobre el impacto en
las ciudades y negocios dependientes del turismo, así como en posibles
interrupciones en los envíos que podrían retrasar la llegada de productos navideños a las tiendas.
La FAA informó el sábado de
graves problemas de personal en el control de tráfico aéreo, afectando
37 torres y centros de control, lo que causó
retrasos en al menos 12 ciudades principales, entre ellas
Atlanta, Newark, San Francisco, Chicago y Nueva York. También hubo escasez de personal en
Charlotte y
Newark (Nueva Jersey).
El aeropuerto de
Charlotte, Carolina del Norte, fue el más afectado, con
120 vuelos cancelados hasta el mediodía, en un día que normalmente tiene poco tráfico aéreo.
No todas las cancelaciones se debieron a la orden de la FAA, y esas cifras representan solo una pequeña parte del total de vuelos nacionales. Sin embargo, se espera que
aumenten en los próximos días si continúa la reducción.
La FAA explicó que los recortes afectan a
todas las aerolíneas comerciales, comenzando con una reducción del
4 % de los vuelos en 40 aeropuertos y aumentando al
10 % el viernes.
Los recortes incluyen unos
700 vuelos de las cuatro aerolíneas más grandes:
American Airlines, Delta Air Lines, Southwest Airlines y United Airlines.
El
secretario de Transporte de EE. UU., Sean Duffy, advirtió que podrían ser necesarias
más cancelaciones si el cierre continúa y más controladores aéreos dejan de trabajar.
Hasta
13.000 controladores aéreos y
50.000 agentes de seguridad han tenido que
trabajar sin salario durante casi un mes, lo que ha llevado a muchos a reportarse enfermos y agravar la escasez de personal.
La
Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo (NATCA) informó que la mayoría de los controladores están trabajando
horas extras obligatorias seis días a la semana sin paga, y algunos han tenido que
buscar empleos adicionales para cubrir sus gastos.
La mayoría de los pasajeros se sintieron aliviados al ver que
las aerolíneas mantuvieron la puntualidad el viernes, y los afectados pudieron
reprogramar rápidamente sus vuelos. Los vuelos internacionales de larga distancia no se han visto interrumpidos hasta ahora.
Aun así, persiste
gran incertidumbre sobre qué vuelos serán los próximos en cancelarse.
“No todos pueden pagar un hotel o afrontar una cancelación de última hora”, comentó
Heather Xu, de 46 años, quien se encontraba en Miami tras un crucero y esperaba volar de regreso a
Puerto Rico.
“Viajar ya es lo suficientemente estresante. Si además se suman estas interrupciones, todo se vuelve mucho más complicado”, añadió.
Las
empresas de alquiler de autos reportaron un
aumento brusco en las reservas de trayectos de ida el viernes, y algunos pasajeros directamente
cancelaron sus vuelos.
El
enlentecimiento del tráfico aéreo también podría provocar
aumentos en los precios de los productos, ya que casi la mitad de la
carga aérea estadounidense se transporta en los compartimentos de los aviones de pasajeros.
Según
Patrick Penfield, profesor de cadena de suministro en la Universidad de
Syracuse, grandes interrupciones en los vuelos podrían
elevar los costos de envío, los cuales
se trasladarían a los consumidores.
Si el cierre continúa, las pérdidas se
propagarán a toda la economía, desde el turismo hasta la manufactura, advirtió
Greg Raiff, director ejecutivo de
Elevate Aviation Group.
“Este cierre afectará todo: desde los aviones de carga hasta los viajes de negocios y el turismo”, dijo. “Golpeará los ingresos por impuestos hoteleros y municipales. Es un
efecto en cadena que se expande con cada día que pasa”.