En los últimos años, el calor extremo en ciudades como Madrid, Ciudad de México o Buenos Aires ha llevado a muchas familias a depender más que nunca del aire acondicionado. Pero ¿sabías que un uso incorrecto o la falta de mantenimiento pueden convertir este aliado veraniego en un riesgo real? Aquí te explicamos las causas más comunes de incendios y explosiones de aires acondicionados, y consejos prácticos para mantener tu hogar seguro.
1. Riesgos eléctricos
- Cableado viejo o defectuoso: Muchas viviendas antiguas aún usan instalaciones eléctricas que no soportan la carga de los electrodomésticos modernos.
- Sobrecarga de circuitos: Conectar el aire acondicionado junto con microondas, nevera o lavadora en el mismo enchufe o regleta puede provocar cortocircuitos.
- Fallas en el condensador: Esta pieza es clave para arrancar el motor, pero si falla, puede recalentarse y arder.
En muchos hogares de Latinoamérica y España, donde las casas no siempre están diseñadas para grandes consumos eléctricos, estos factores se vuelven especialmente críticos.
2. Falta de mantenimiento
- Filtros y serpentines sucios: Limitar el flujo de aire provoca sobrecalentamiento.
- Obstrucción del drenaje: Puede provocar fugas de agua que dañen partes eléctricas.
- Ignorar ruidos o olores raros: Suele ser la señal de que algo anda mal, pero muchas veces se pasa por alto.
3. Sobreuso durante las olas de calor
En ciudades como Sevilla o Monterrey, no es raro dejar el aire encendido toda la noche. Sin embargo,
funcionar sin pausas durante más de 4–5 horas puede forzar el compresor y otros componentes.
Además,
ventilaciones bloqueadas por muebles, cortinas o polvo hacen que el equipo trabaje más y se recaliente.
4. Fugas y problemas en el compresor
- Fugas de gas refrigerante: Pueden ser inflamables si no se detectan a tiempo.
- Fallo del compresor: Por exceso de calor o defecto de fábrica puede incluso explotar.
5. Errores de instalación o mala calidad
- Comprar aires de marcas dudosas o instalarlos sin técnico certificado es arriesgado.
- Uso de cables delgados o regletas baratas que no soportan la potencia del aparato.
¿Cómo evitar que tu aire acondicionado se convierta en un peligro?
Revisión profesional anual: Idealmente antes de cada verano.
Limpiar filtros y serpentines cada mes en temporada de uso intensivo.
No enchufar el aire en regletas ni usar extensiones largas; mejor un enchufe dedicado.
Usar protectores de voltaje o estabilizadores, especialmente en zonas con picos de luz.
Descansos programados: Apagarlo o usar el modo “eco” cada 4–5 horas.
Vigilar señales de alarma: ruidos fuertes, olor a quemado, humo o vibraciones anormales.
Dejar libre el espacio exterior: Retirar hojas, plásticos u objetos inflamables cerca del compresor.
Refrigerante solo con técnicos certificados: Evitar fugas y errores que pueden costar caro.
Invertir en marcas de calidad, aunque cuesten más.
Tener extintor o detector de humo en casa y saber usarlo.
¿Por qué es importante?
En veranos cada vez más extremos, con temperaturas que rondan o superan los 40 °C en muchas ciudades hispanas, el riesgo aumenta. Más consumo eléctrico, instalaciones viejas y falta de cultura preventiva se combinan y pueden acabar en tragedias que se pueden evitar.
Al final
El aire acondicionado es casi indispensable en muchos hogares, pero
no es infalible. Mantenerlo limpio, revisado, darle descansos y usarlo con cabeza puede marcar la diferencia entre un verano cómodo y un gran susto.
Cuida tu hogar, cuida tu familia y disfruta del frescor… ¡de forma segura!