En un mundo donde las tensiones geopolíticas se sienten incluso en la gasolina que usamos cada día, Estados Unidos acaba de lanzar una señal potente. Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE.UU., advirtió públicamente a China: si siguen comprando petróleo sancionado a Rusia, podrían enfrentar aranceles de hasta el 100 %. Y lo dijo con claridad, sin rodeos.
¿Por qué esta advertencia ahora?
Porque el comercio global ya no se mueve solo con dólares o barriles. Se mueve con gestos políticos, con alianzas, y con decisiones que impactan más allá de las fronteras.
Bessent lo dejó claro en una cumbre reciente en Estocolmo: la postura de EE.UU. contra quienes apoyen indirectamente a Rusia —a través del comercio energético— se endurecerá. Y China, uno de los principales compradores de petróleo ruso, está en el centro de esa atención.
China responde con firmeza
Desde Beijing no tardaron en responder. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores afirmó que “una guerra de aranceles no tiene ganadores” y que China defenderá su soberanía energética. En otras palabras: seguirán haciendo lo que consideren necesario para asegurar su crecimiento y estabilidad interna, aun si eso implica enfrentarse a sanciones.
¿Solo China está en la mira?
No exactamente. Aunque el foco hoy está en China, hay otros países —como India o Turquía— que también importan energía de Rusia y observan esta advertencia con atención. Si EE.UU. decide aplicar estas medidas de manera más amplia, podríamos ver un cambio serio en el mapa energético mundial.
¿Qué implica un arancel del 100 %?
En términos simples: productos que hoy entran a EE.UU. con cierto precio podrían duplicarse. Esto no solo afecta a gobiernos, también a empresas, consumidores… y a la economía global. Además, el petróleo es solo una parte de la historia: la advertencia incluye posibles sanciones por exportar tecnología a Rusia o por apoyar indirectamente su maquinaria bélica.
¿Qué viene ahora?
Lo que viene es incertidumbre. Y decisiones difíciles. Por un lado, EE.UU. quiere aislar a Rusia comercialmente. Por otro, China no quiere que otros países definan con quién puede hacer negocios. Este choque de voluntades no es nuevo, pero sí más intenso que nunca.
Más que petróleo: el pulso silencioso entre potencias que podría afectarte más de lo que crees
Esta historia no trata solo de petróleo o aranceles. Trata de poder, de influencia, y de cómo las decisiones que se toman en salas cerradas pueden cambiar el precio que pagamos por llenar el tanque o calentar nuestra casa.
Y mientras las potencias discuten, el mundo observa… y espera.
El fin del Artículo