En la antigua cosmovisión mexica, la muerte no era un final, sino el inicio de un viaje sagrado:
el tránsito al Mictlán, el inframundo donde las almas descansan después de una vida vivida con todo el corazón. Un viaje lleno de pruebas, símbolos y silencios que, lejos de asustar, invita al alma a soltar lo terrenal y abrazar la eternidad.
Hoy, queremos imaginar —con respeto y ternura— cómo sería ese viaje para cada signo zodiacal. Porque así como cada alma es única, también lo es su forma de despedirse, de soltar, de trascender. Aquí va un pequeño tributo, signo por signo, a ese camino que todos algún día recorreremos… con calma, con amor, y con la memoria de quienes fuimos.
- Aries: El alma valiente que corre hacia el misterio
Tú no temes al cambio, Aries. Cruzar las montañas que se estrellan entre sí es solo otro reto que quieres superar con determinación. Pero en este viaje, aprenderás que no todo se resuelve con fuerza; a veces, hay que detenerse, respirar y simplemente sentir. El Mictlán te enseña a confiar en que no todo se conquista:
algunas cosas solo se viven.- Tauro: El caminante que extraña la tierra
Amado Tauro, el viaje se hace más lento para ti, porque amas profundamente lo que dejas atrás:
los aromas, los sabores, los abrazos cálidos. Pero tu alma firme y paciente avanza, una flor a la vez. Las ofrendas de tus seres queridos —el pan de muerto, la velita, la música que tanto te gustaba— te acompañan, como una caricia eterna.
- Géminis: El alma curiosa que charla con los espíritus
Querido Géminis, incluso en el más allá, haces preguntas.
“¿Qué significa este río?”, “¿A dónde vamos después?”. Tu mente vuela entre mundos, buscando historias, símbolos, palabras. El papel picado se mueve contigo, como si también conversara. Aprenderás a escuchar el silencio y a dejar que el alma también hable sin decir nada.
- Cáncer: El corazón que camina con lágrimas dulces
Cáncer, tu viaje es emocional. Llevas contigo los recuerdos como si fueran pequeños altares: el perfume de mamá, la risa de tus hijos, las cartas no escritas. El río es hondo, sí, pero también te limpia. Y cuando ves la flor de cempasúchil abrirse para ti, sabes que el amor que diste aún brilla del otro lado.
- Leo: El alma que ilumina incluso en la oscuridad
Querido Leo, aunque ya no haya luces ni aplausos, sigues brillando. Tu esencia no se apaga; simplemente se transforma. En el Mictlán, tu desafío será dejar el ego y abrazar lo eterno. Descubrirás que lo más valioso no fue lo que hiciste… sino cuánto amaste.
- Virgo: El espíritu que quiere comprenderlo todo
Virgo, tú analizas el camino, tratas de entender cada nivel, cada símbolo. Quieres hacer bien tu viaje, como hiciste todo en vida:
con detalle y dedicación. Pero aquí, en este tránsito sagrado, no hay instrucciones. Solo hay confianza. Suelta el control, querido Virgo… el universo ya lo tiene todo organizado para ti.
- Libra: El alma que busca el equilibrio entre dos mundos
Libra, tú caminas como quien baila entre lo visible y lo invisible. Tu corazón no quiere partir, pero tampoco quiere quedarse. Buscas armonía, incluso aquí. Y la encuentras:
en el aroma de una flor, en la voz de un ser querido que te nombra en voz baja. Tu dulzura abre caminos entre los vivos y los muertos.
- Escorpio: El guardián del umbral
Escorpio, tú ya conoces la sombra, la profundidad, el misterio. En el Mictlán, no te asustas:
te reconoces. Aquí, dejas el miedo y te conviertes en lo que siempre fuiste:
un alma sabia, renacida, lista para soltar lo viejo y abrazar la transformación más hermosa. Tu viaje es el de la mariposa nocturna que se vuelve luz.
- Sagitario: El alma que convierte la muerte en aventura
Sagitario, tú ves el Mictlán como una travesía espiritual. Preguntas, exploras, te maravillas. La eternidad no te asusta: te intriga. Pero este viaje no es solo externo… también es hacia adentro. Y cuando descubres que el verdadero destino es la paz, sonríes. Porque, al fin, llegaste a casa.
- Capricornio: El alma que sube cada nivel con paciencia
Capricornio, tú caminas con responsabilidad, incluso después de la vida. Pasas cada prueba como si fuera un escalón más en tu gran ascenso. Pero en el Mictlán, no hay metas… solo entrega. Y allí, cuando por fin sueltas la carga, descubres lo ligero que es el alma cuando se ama sin deber.
- Acuario: El espíritu que quiere reinventar la muerte
Acuario, tú no sigues el camino... ¡lo rediseñas! Tal vez propones un nuevo orden en el inframundo, o encuentras señales que nadie más vio. Eres el viento entre el papel picado, la chispa de un nuevo pensamiento. En tu viaje, aprendes que incluso lo eterno puede cambiar... y tú eres parte de ese cambio.
- Piscis: El alma que ya soñaba con este lugar
Piscis, tú siempre tuviste un pie en este mundo y otro en el invisible. El Mictlán no te asusta; lo sientes familiar, como un viejo sueño. Nadas por el río como si fuera parte de ti, te dejas llevar con ternura. Eres la bruma suave que arropa a otras almas. Tu viaje es una canción de amor que no termina.
En el corazón del Mictlán, todos somos luz
No importa el signo, el origen, el camino recorrido. Al final, todos llegamos al Mictlán no como extraños, sino como hijos e hijas del universo. Las almas no se pierden… solo cambian de forma, y siguen viviendo en cada vela, en cada flor, en cada recuerdo.
En cada Día de Muertos, cuando el altar se enciende, el alma regresa un momento, guiada por amor, memoria y el suave perfume del cempasúchil.
Porque mientras haya quien nos recuerde… seguimos caminando.