El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha suspendido todos los esfuerzos diplomáticos con Venezuela y ordenado a su enviado especial, Richard Grenell, que ponga fin de inmediato a los acercamientos con el gobierno de Nicolás Maduro, según confirmaron altos funcionarios estadounidenses.
La decisión marca el fin de los intentos de Washington por negociar con Caracas y podría abrir la puerta a una postura más agresiva de Estados Unidos, que incluiría incluso acciones militares dirigidas a operaciones de narcotráfico vinculadas al régimen venezolano.
Grenell, quien además de ser enviado presidencial especial se desempeña como director ejecutivo del Centro Kennedy, había liderado conversaciones con altos funcionarios del gobierno de Maduro. Sin embargo, durante una reunión con el alto mando militar el pasado jueves, Trump habría llamado personalmente a Grenell para ordenarle el cese inmediato de todos los contactos, informó el New York Times, citando a fuentes oficiales.
La medida se produce tras una serie de ataques militares estadounidenses contra embarcaciones presuntamente implicadas en el transporte de drogas cerca de las costas venezolanas. En una notificación al Congreso, Trump declaró que Estados Unidos se encuentra involucrado en “un conflicto armado no internacional” con los cárteles de la droga.
Aunque el mandatario evalúa posibles incursiones dentro de territorio venezolano, un funcionario citado por Reuters señaló que aún no ha tomado una decisión definitiva sobre una segunda fase de la campaña militar.
El secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, Marco Rubio, ha calificado reiteradamente a Maduro como un líder ilegítimo, acusándolo de participar en el narcotráfico internacional. Washington mantiene una recompensa de 50 millones de dólares por su captura.
Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, Trump se encuentra cada vez más frustrado por la negativa de Maduro a abandonar el poder y por las constantes negaciones de Caracas sobre su rol en el tráfico de drogas. Un alto funcionario afirmó que el presidente está dispuesto a usar “todos los elementos del poder estadounidense” para frenar el flujo de narcóticos hacia el país.
Algunos analistas advierten que una expansión militar hacia Venezuela o un intento de derrocar a Maduro podría escalar en un conflicto regional de gran alcance. El mes pasado, Trump desplegó 10 cazas F-35 en Puerto Rico, junto con ocho buques de guerra y un submarino de propulsión nuclear, en lo que el Pentágono describió como la mayor presencia militar en el Caribe en más de tres décadas.
Según la administración, esta operación forma parte de los esfuerzos para combatir las rutas del narcotráfico que conectan América del Sur con Estados Unidos.
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