Una planta de fabricación de Hyundai en construcción en el sureste rural de Georgia se convirtió el jueves en escenario de una de las redadas migratorias más grandes en la historia reciente de Estados Unidos, cuando agentes federales arrestaron a 475 trabajadores, en su mayoría ciudadanos surcoreanos.
El operativo se llevó a cabo en la enorme planta de baterías de Ellabell, a unos 40 kilómetros al oeste de Savannah, tras meses de planificación conjunta entre agencias federales y estatales. Al caer la tarde, cientos de empleados estaban bajo custodia y fueron trasladados al Centro de Procesamiento de ICE en Folkston.
Negociaciones “concluidas”: trabajadores serán liberados
Tras gestiones diplomáticas, el gobierno de Corea del Sur anunció el domingo que las negociaciones con Washington habían sido “concluidas” para asegurar la liberación de los detenidos.
“Como resultado de una respuesta rápida y unida, las negociaciones para la liberación de nuestros ciudadanos han sido concluidas. Solo restan procedimientos administrativos. Una vez finalizados, un vuelo chárter partirá para traer a nuestros compatriotas de regreso a casa”, declaró Kang Hoon-sik, jefe de gabinete del presidente Lee Jae Myung.
Una mañana caótica en la planta
Testigos describieron la escena como un auténtico “campo de batalla”. Agentes armados y encapuchados irrumpieron en el lugar, ordenando a los trabajadores con cascos y chalecos de seguridad alinearse contra la pared, según informó CNN. Cada persona fue interrogada sobre su estatus migratorio; algunos recibieron papeles de “liberación” y otros fueron esposados.
“Nos dijeron que nos pusiéramos contra la pared. Estuvimos allí alrededor de una hora y luego nos trasladaron a otra sección donde esperamos. Después pasamos a otro edificio para ser procesados”, relató un empleado a CNN.
El pánico se propagó rápidamente. Varios intentaron escapar: algunos se escondieron en conductos de aire y otros se lanzaron a un estanque de aguas residuales, de donde fueron sacados por agentes en bote.
“Todos comenzaron a correr y nos dijeron que inmigración había llegado”, contó un hombre no identificado. “Nos escondimos en un conducto de aire y hacía un calor insoportable”.
Incluso, uno de los individuos trató sin éxito de volcar la embarcación.
“Los agentes usaron un bote para sacarlos del agua. Uno de los individuos nadó bajo la embarcación e intentó voltearla, sin éxito”, informó la oficina del fiscal de EE. UU. “Estas personas fueron capturadas e identificadas como trabajadores en situación irregular”.
La mayoría de los arrestados eran surcoreanos
Investigadores de seguridad nacional informaron que entre los detenidos había personas que ingresaron ilegalmente, que excedieron la vigencia de sus visas o que violaron exenciones de visado. Más de 300 eran ciudadanos surcoreanos, lo que provocó una rápida y urgente reacción diplomática en Seúl.
El ministro de Asuntos Exteriores, Cho Hyun, señaló que el presidente Lee Jae Myung había ordenado tomar “todas las medidas necesarias” para asistir a los afectados. Cho incluso manifestó estar dispuesto a viajar a Washington para negociar directamente con las autoridades estadounidenses.
La redada más grande bajo la ofensiva migratoria de Trump
Las autoridades federales enfatizaron que no se trató de una redada aleatoria, sino del resultado de una investigación criminal de meses sobre supuestas prácticas laborales ilegales en la planta de Hyundai. El operativo contó con la participación de Homeland Security, ICE, FBI, DEA, IRS, la Policía Estatal de Georgia y otras agencias.
“Se trató de una investigación criminal meticulosamente coordinada”, afirmó Steven Schrank, agente especial a cargo de Homeland Security Investigations. “Juntos enviamos un mensaje claro e inequívoco: quienes exploten a nuestra fuerza laboral, socaven nuestra economía y violen las leyes federales rendirán cuentas”.
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