Luiza Rozova, la joven señalada por medios rusos como la hija secreta del presidente Vladimir Putin, ofreció disculpas por la guerra en Ucrania cuando fue abordada en las calles de París por el periodista ucraniano Dmytro Sviatnenko.
El hermano de Sviatnenko, Volodymyr — piloto de drones — murió en noviembre durante un ataque aéreo ruso. Al ver a Rozova en París, el periodista se acercó para pedirle que intercediera ante su presunto padre y pusiera fin al conflicto.
“Hace tres semanas, tu padre mató a mi hermano”, le dijo Sviatnenko. Al preguntarle si apoyaba las políticas de Putin, Rozova cubrió su rostro y respondió: “No te di permiso para grabarme”, según informó el
New York Post.
La DJ de 22 años expresó:
“Lo siento mucho. Desafortunadamente, no soy responsable de esta situación.” El periodista le describió la situación actual en Kyiv — apagones masivos y constantes alertas aéreas — y volvió a preguntarle qué opinaba de las políticas de su padre.
Rozova contestó:
“¿Qué tiene que ver eso conmigo?” Sviatnenko le sugirió llamar a Putin y decirle: “Papá, deja de bombardear Kyiv.” Rozova respondió:
“Por supuesto,” pero explicó que no podía viajar a Ucrania.
Cuando el periodista se ofreció a comprarle un pasaje y le dijo que podría “hacer más que cualquier sistema Patriot” para terminar con el caos, Rozova reiteró:
“Desafortunadamente, no puedo ayudarte. Lo siento mucho.” ¿Quién es Luiza Rozova?
Según varias investigaciones, Rozova sería hija de Putin y de Svetlana Krivonogikh, una exempleada de limpieza que se convirtió en multimillonaria. Nacida en 2003, fue identificada públicamente en 2020 por el medio ruso
Proekt, que destacó su “fenomenal parecido” con Putin. Aunque el nombre del presidente no figura en su acta de nacimiento, su patronímico “Vladimirovna” significa “hija de Vladimir.”
Graduada de una escuela de arte y DJ ocasional, Rozova mantuvo un perfil discreto hasta que comenzó a hacerse visible en redes sociales. En agosto, publicó en Telegram lo que muchos interpretaron como una crítica indirecta a Putin, escribiendo:
- “Es liberador poder mostrar mi rostro al mundo otra vez.”
- “Me recuerda quién soy y quién destruyó mi vida,” según Bild.
Su reciente encuentro con Sviatnenko ha vuelto a situarla en el centro de la atención internacional, alimentando el debate sobre la responsabilidad moral de los familiares de líderes autoritarios.