La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha decidido otorgar honores militares funerarios a Ashli Babbitt, veterana de la Fuerza Aérea y simpatizante de Donald Trump que fue abatida a tiros mientras irrumpía en el Capitolio durante la insurrección del 6 de enero de 2021.
Babbitt, de 35 años, murió cuando intentaba trepar por la ventana rota de una puerta barricada que conducía al vestíbulo de la presidenta de la Cámara, donde se estaba evacuando a los legisladores. En ese momento llevaba consigo una bandera de campaña de Trump.
Una carta fechada el 15 de agosto del subsecretario de la Fuerza Aérea, Matthew Lohmeier, dirigida a la familia de Babbitt, revirtió una negativa previa a la solicitud de honores.
“Tras revisar las circunstancias de la muerte de Ashli y considerar la información que ha salido a la luz desde entonces, estoy convencido de que la determinación anterior fue incorrecta”, escribió Lohmeier. Más tarde calificó la decisión como “muy retrasada” en una publicación en X, donde compartió un mensaje de un grupo legal conservador que había hecho campaña en nombre de la familia.
La Fuerza Aérea confirmó la medida, señalando que los honores militares funerarios habían sido ofrecidos a la familia de Babbitt tras una “revisión de las circunstancias”. Lohmeier también invitó a la familia a reunirse con él en el Pentágono.
Babbitt se ha convertido en una figura de referencia para sectores del Partido Republicano, y su muerte suele invocarse como prueba de un presunto exceso de poder gubernamental. Su familia alcanzó un acuerdo de casi 5 millones de dólares en una demanda por homicidio culposo presentada contra el gobierno.
Babbitt sirvió cuatro años en servicio activo entre 2004 y 2008, antes de unirse a la Reserva de la Fuerza Aérea y posteriormente a la Guardia Nacional Aérea, donde permaneció hasta 2016.
Fue desplegada en Afganistán en 2005, Irak en 2006 y en los Emiratos Árabes Unidos en 2012 y 2014. Perteneció al 113.º Escuadrón de Fuerzas de Seguridad, Ala 113, de la Guardia Nacional Aérea de DC.
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