SAN JUAN / WASHINGTON — Más de 5,000 marines y personal de la marina de Estados Unidos han sido desplegados en Puerto Rico como parte de una masiva movilización militar en el Caribe, en un contexto de creciente presión hacia Venezuela y su gobierno.
El sitio naval Roosevelt Roads Naval Station, en Ceiba —cerrado desde 2004— fue reactivado recientemente y se ha convertido en centro logístico clave para la presencia militar estadounidense en la región.
¿Por qué este despliegue?
De acuerdo con funcionarios estadounidenses, el refuerzo responde a la necesidad de combatir el narcotráfico y desmantelar organizaciones criminales que operan en Latinoamérica.
No obstante, la escala y naturaleza de la operación –que incluye cazas F-35, portaaviones, destructores, helicópteros y fuerzas de asalto– han generado especulaciones, tanto en Washington como en Caracas, sobre si la movida tiene fines más amplios que la lucha contra el narcotráfico.
Reacciones y contexto regional
El despliegue refleja lo que analistas describen como el “mayor contingente militar de EE. UU. en el Caribe en décadas”.
El gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado estas maniobras como una amenaza directa a la soberanía venezolana, mientras que varios países de la región y organizaciones internacionales advierten sobre el riesgo de escalada militar.
Por su parte, Washington insiste en que la operación tiene fines antinarcóticos, aunque desde Caracas señalan que este tipo de operaciones complementan una estrategia de presión para desestabilizar al gobierno venezolano.
¿Qué esperar en las próximas semanas?
Las autoridades estadounidenses habrían desplegado ya portaaviones, buques de guerra, aviones de combate, drones y unidades de infantería naval en el área.
Especialistas advierten que, aunque hasta ahora EE. UU. afirma que no busca una invasión terrestre, la acumulación de fuerzas —junto a operaciones marítimas y aéreas— podría tener implicaciones graves para la seguridad regional.
Al final: El reciente despliegue de marines en Puerto Rico representa un giro significativo en la estrategia militar estadounidense en el Caribe, en medio de la creciente crisis política y social en Venezuela. Si bien las autoridades hablan de una campaña antinarcóticos, muchos lo interpretan como una presión militar indirecta sobre Caracas —una movida que podría redefinir el equilibrio de poder y elevar las tensiones regionales en los próximos meses.
El fin del Artículo