Cuando Justin Trudeau, ex primer ministro de Canadá, y Katy Perry, icono global del pop, fueron fotografiados besándose en un yate bañado por el sol en California, la imagen dio la vuelta al mundo. Pero esto no es solo un romance de celebridades más. Es el último capítulo de una historia que se repite desde hace siglos: la mezcla de política y fama, de gobernantes e íconos que siempre se han encontrado irresistibles.
Desde Cleopatra y César hasta Kennedy y Monroe, pasando por los coqueteos de Pierre Trudeau con Hollywood y la coreografía de marca de las parejas políticas modernas, estos romances siempre han sido más que chismes. Moldean narrativas, influyen en percepciones y muestran cómo el poder —ya sea político o cultural— se alimenta de la cercanía.
Un beso puede ser personal. Pero cuando ocurre entre personas que dominan los titulares, también se convierte en el teatro favorito de la historia.
I. Fuegos artificiales, primeros amores y ex primeros ministros
Él dirigió un país del G7; ella cantó sobre besar a una chica y disfrutarlo. Uno redactó políticas, la otra escribió Teenage Dream. Ahora, Justin Trudeau ha sido visto besando a Katy Perry, la alta sacerdotisa del pop, en un yate en Santa Bárbara. Las fotos fueron puro catnip para los tabloides, mezclando política y cultura pop en una escena que recuerda a la poesía absurda de la fama y el poder.
II. El primer culebrón político
El guion se escribió mucho antes de TMZ. En el 48 a.C., Julio César conoció a Cleopatra en Alejandría. Su unión aseguró el grano egipcio para Roma y consolidó el trono de Cleopatra. Su hijo, Cesarión, se convirtió en un tratado viviente entre imperios. Cada escándalo posterior —desde besos en yates hasta titulares explosivos— es un remix de esa misma fórmula: deseo como diplomacia, intimidad como influencia, sexo como estado.
III. Camelot y la pantalla grande
Saltamos dos milenios: John F. Kennedy y Marilyn Monroe son el ejemplo moderno de esta tradición. Aunque nunca confirmado, el famoso “Happy Birthday, Mr. President” sigue siendo el guiño más famoso de la historia americana. Cercano a casa, Pierre Trudeau, padre de Justin, también tuvo romances con celebridades, mostrando la inclinación familiar por las liaisons entre poder y fama.
IV. Hollywood en el Capitolio
Algunas parejas fueron estratégicas. Cory Booker y Rosario Dawson combinaron política y activismo cultural. Arnold Schwarzenegger unió Hollywood y política a través de su matrimonio con Maria Shriver. Otros, como Reagan o Berlusconi, usaron la fama para reforzar su poder político. Cada romance construía una imagen donde política y celebridad se retroalimentaban.
V. Por qué no podemos dejar de mirar
Nos obsesionan estas parejas porque no las vemos como historias de amor: las vemos como teatro. Un político manda autoridad; una celebridad, atención. Juntos moldean la imaginación pública, ofreciendo un equilibrio entre estrategia y espontaneidad, seriedad y brillo, política y pop.
VI. Un beso como epílogo
Tal vez Trudeau y Perry simplemente encontraron consuelo tras rupturas. Tal vez sea una pareja estratégica que prolonga su relevancia mediática. De cualquier manera, su beso entra en la larga crónica de cómo poder y fama siempre se encuentran. Cleopatra negoció sobrevivencia; Monroe encarnó contradicciones; Booker y Dawson midieron química entre política y marca. Trudeau y Perry nos recuerdan que las alianzas más fascinantes rara vez ocurren en salas de guerra: suceden en balcones, banquetes… y, a veces, en un yate al atardecer.
Porque mucho después de que los tratados se olviden y las políticas se derogue, el mundo recuerda quién tomó la mano de quién… y qué significó para todos nosotros observando.
El fin del Artículo