En Washington, D.C., una ciudad acostumbrada a los gestos políticos, esta vez fue un gesto con la mano el que encendió una controversia en el corazón del gobierno federal. Y no fue una señal de protesta elaborada ni un discurso viral: fue simplemente un dedo medio levantado.
Elizabeth Baxter, una paralegal del Departamento de Justicia (DOJ), fue despedida esta semana tras haber sido captada haciendo gestos obscenos y gritando insultos a miembros de la Guardia Nacional desplegados en la ciudad. El incidente ocurrió el 18 de agosto y, según informes internos, no fue un evento aislado.
Qué pasó exactamente
Cámaras de seguridad captaron a Baxter levantando el dedo medio a un grupo de soldados de la Guardia Nacional cerca de una estación del metro. Luego, según documentos obtenidos por la prensa, repitió el gesto dentro del edificio del DOJ. Y como si no bastara, presumió del incidente ante compañeros de trabajo, riéndose y llamándolo
“mi forma de resistencia”.Una semana después, volvió a hacerlo.
La respuesta fue fulminante
La fiscal general Pam Bondi no se anduvo con rodeos. Ordenó el despido inmediato de Baxter y emitió un mensaje contundente:
“Si no respetas a nuestras fuerzas del orden, no trabajas para el Departamento de Justicia. Punto.”
Y agregó que este tipo de comportamiento no solo es inmaduro, sino que socava la misión del DOJ, especialmente en momentos en que las tensiones políticas están más encendidas que nunca.
Más que un gesto: el contexto lo es todo
Este caso puede parecer menor —una trabajadora haciendo un gesto inapropiado— pero ocurre en un contexto muy cargado:
- Washington está militarizado, con unidades de la Guardia Nacional patrullando calles en lo que muchos ven como una medida excesiva impuesta desde la Casa Blanca.
- Hay un creciente malestar dentro del gobierno federal, especialmente entre funcionarios civiles, por lo que consideran una “sobrerreacción” a la criminalidad.
- El DOJ, bajo el liderazgo conservador de Bondi, quiere marcar disciplina interna y evitar que empleados se conviertan en símbolos de desobediencia pública.
No fue la única
La semana pasada también fue despedido otro empleado del DOJ por lanzar un sándwich a un oficial federal. Sí, un sándwich. Pero Bondi no está dispuesta a dejar pasar nada que ponga en duda el respeto institucional.
¿Libertad de expresión o falta de profesionalismo?
El caso de Baxter ha abierto un debate incómodo dentro del gobierno: ¿dónde está el límite entre la libertad de expresión y la responsabilidad institucional? ¿Una paralegal no tiene derecho a manifestar su opinión? ¿O el hecho de trabajar en una agencia clave como el DOJ exige un estándar más alto de comportamiento, incluso fuera del horario de oficina?
Por ahora, la línea que ha trazado Pam Bondi es clara: si trabajas en justicia, representas a la justicia —y eso incluye cómo te comportas en público.
Libertad de expresión o falta de respeto: el gesto que sacudió al DOJ
Un simple gesto bastó para encender una tormenta. Pero lo que está en juego es mucho más que una mano levantada: es el equilibrio entre el derecho a expresarse y el deber de representar con integridad a las instituciones públicas. En tiempos de polarización, incluso un dedo puede señalar una fractura más profunda.