El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un ultimátum directo al presidente venezolano Nicolás Maduro durante una llamada telefónica reciente, diciéndole: “Puede salvarse usted y a quienes están más cerca de usted, pero debe abandonar el país ahora”, según informó el Miami Herald.
Estados Unidos habría ofrecido un salvoconducto a Maduro, a su esposa Cilia Flores y a su hijo si aceptaba marcharse de inmediato. La oferta también se habría extendido a varios de sus principales aliados. Sin embargo, Caracas se negó a aceptar las condiciones, lo que provocó el colapso de las conversaciones.
‘Ni bien ni mal’: Trump admite llamada con Maduro y alimenta el misterio sobre su advertencia sobre el espacio aéreo
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El presidente estadounidense Donald Trump reconoció el domingo que recientemente habló con el líder venezolano Nicolás Maduro, pero se negó a dar detalles. Al hablar con periodistas, Trump dijo: “No diría que fue bien o mal”. Sus comentarios evasivos llegaron después de que advirtiera públicamente que el espacio aéreo venezolano debía considerarse “cerrado en su totalidad”, una declaración realizada horas después del intercambio fallido, en medio del aumento de las tensiones y tras el envío por parte de EE.UU. de importantes activos militares al Caribe, lo que profundizó el tenso enfrentamiento con Caracas.
Según el Miami Herald, la llamada, celebrada hacia finales de la semana del 16 de noviembre, se estancó cuando Maduro solicitó dos garantías: una amnistía global para él y los altos miembros de su entorno, y el derecho a mantener el control de las fuerzas armadas venezolanas incluso si permitía elecciones libres. El periódico citó a una fuente familiarizada con la conversación, que señaló: “Primero, Maduro pidió una amnistía global por cualquier delito que él y su grupo hubieran cometido, y eso fue rechazado. Segundo, pidieron retener el control de las fuerzas armadas… A cambio, permitirían elecciones libres”. Washington habría rechazado ambas propuestas y exigido, en su lugar, que Maduro dimitiera de inmediato. El gobierno de Maduro intentó organizar otra llamada con Washington, pero no recibió respuesta. Un experto en defensa familiarizado con el ejército venezolano y las redes de cárteles vinculadas al Estado advirtió que Maduro y las principales figuras de su régimen podrían enfrentar ahora su amenaza más grave hasta el momento.
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Tras la ruptura, Trump intensificó de forma drástica la presión sobre Venezuela. Advirtió que operaciones militares estadounidenses “por tierra” podrían comenzar “muy pronto” y ordenó a las aeronaves evitar el espacio aéreo venezolano. Posteriormente, un mapa de FlightRadar24 mostró que ningún avión internacional sobrevolaba el país. Los vuelos hacia Aruba y Curazao tomaron rutas alternativas más largas, y las principales aerolíneas suspendieron servicios tras una advertencia de la Administración Federal de Aviación sobre una “mayor actividad militar”. Venezuela respondió revocando los derechos de operación de varias aerolíneas extranjeras y acusó a Washington de “agresión colonial”.
Políticos estadounidenses han defendido la postura de la administración. El senador Dave McCormick declaró a Fox News Sunday: “Tenemos una guerra que llega a través del fentanilo, de los opioides, de la cocaína”, responsabilizando a Venezuela de alimentar una crisis de drogas que “mató a 100.000 estadounidenses el año pasado”. La administración ha intensificado los ataques marítimos contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el Caribe, acciones que los críticos han calificado de extrajudiciales. Investigaciones del Congreso están en curso sobre un presunto ataque de “doble impacto” cerca de Trinidad, que el secretario de Guerra de EE.UU., Pete Hegseth, ha negado haber ordenado.
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