La administración Trump anunció este miércoles que reducirá la capacidad programada de vuelos en un 10 % en 40 mercados de alto volumen de Estados Unidos, a partir del viernes por la mañana, mientras el gobierno federal enfrenta uno de los cierres más largos de su historia.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, y el jefe de la Administración Federal de Aviación (FAA), Bryan Bedford, comunicaron la decisión en una conferencia de prensa el miércoles por la tarde.
Duffy añadió que algunos han tenido que recurrir a trabajos secundarios para compensar las pérdidas ocasionadas por el cierre del gobierno.
Desde el inicio del cierre, varias torres de control aéreo han quedado sin personal durante horas operativas, mientras los aeropuertos luchaban por cubrir los turnos con trabajadores disponibles. En otros casos, se produjeron retrasos constantes que, según las autoridades, empeorarán mientras el cierre entre en su segundo mes.
Los aeropuertos del área de Nueva York también se han visto afectados. La semana pasada, dos aviones colisionaron en la pista del aeropuerto LaGuardia, en medio de crecientes retrasos que superaban las dos horas para los pasajeros. En Florida, el Aeropuerto Internacional de Orlando, epicentro de los parques de atracciones, estuvo cerca de cerrar por completo al tener que cancelar múltiples aterrizajes.
La FAA atribuyó muchos de estos problemas a la escasez de personal de control aéreo, que se ha agravado desde el inicio del cierre.
Duffy explicó que la agencia estimó que una reducción del 10 % sería una respuesta “apropiada” ante la presión que estaban experimentando los aeropuertos.
Por su parte, Bedford aseguró que los recortes no afectarán la seguridad aérea, pero permitirán aliviar la carga de trabajo de los controladores.
Sin embargo, la escasez de controladores aéreos podría tardar años en resolverse, y el cierre ha detenido por completo el proceso de formación y certificación.
El funcionario también advirtió que si el cierre se prolonga, el gobierno podría cerrar partes del espacio aéreo estadounidense, lo que provocaría más cancelaciones y retrasos masivos.
La medida afectará vuelos comerciales, privados e incluso espaciales, y podría dejar en tierra hasta 4.000 vuelos en todo el país, según informó el New York Post.
Hasta el momento, Duffy y Bedford no han revelado qué aeropuertos se verán directamente afectados.
El cierre, que se convirtió el miércoles en el más largo de la historia de Estados Unidos, ha agravado una escasez preexistente de controladores aéreos, quienes no han recibido su salario desde el 1 de octubre.
El 28 de octubre fue la fecha del primer cheque de pago que los controladores no recibieron. Duffy añadió que solo se les había otorgado un pago parcial a principios de mes, insuficiente para cubrir sus necesidades básicas.
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