En algún momento de la vida, casi todos hemos vivido esa situación incómoda y dolorosa: conocer a alguien, conectar profundamente… y de pronto, el silencio. Nada. Ghosting. Desaparece. Sin aviso, sin explicación. Y claro, el primer impulso es culparse: ¿Qué hice mal? ¿No le gusté? ¿Por qué me dejó en visto?
Pero, ¿y si te dijera que no siempre se trata de ti? Que hay algo más grande, más profundo —incluso cósmico— en juego. Según la astrología, una de las razones más comunes (y menos comprendidas) por las que algunas personas se alejan sin previo aviso podría tener nombre y apellido astral: el retorno de Saturno.
¿Qué es el retorno de Saturno?
Cada planeta tiene su tiempo para dar la vuelta completa al zodiaco. Saturno, el gran maestro del karma, tarda unos 29 años en regresar al mismo punto donde estaba cuando naciste. Este evento se llama
“retorno de Saturno” y suele ocurrir alrededor de los 27 a 30 años, y nuevamente cerca de los 58 a 60.
Culturalmente, no es casualidad que muchas personas cambien de vida en esa etapa: dejan relaciones largas, renuncian a trabajos seguros, se mudan a otra ciudad, empiezan a cuestionarse todo. En muchas tradiciones, esta edad se asocia con el paso simbólico a la madurez verdadera. Es un corte energético, una llamada cósmica a dejar de posponer lo que de verdad importa.
¿Y qué tiene que ver eso con el ghosting?
Mucho, en realidad.
Durante el retorno de Saturno, uno se enfrenta con una especie de
“examen de la vida”. Saturno no es un planeta suave; no acaricia, enseña con límites. Si estás en una relación que no te llena, si estás fingiendo, si estás siguiendo una rutina que ya no vibra contigo… Saturno te lo va a poner en frente. Y duele.
Para algunas personas, eso se traduce en ansiedad, crisis de identidad, dudas existenciales. Y en medio de ese torbellino, puede pasar que simplemente no tengan el espacio emocional para sostener una conexión, por más bonita que sea. No saben cómo explicarlo. No quieren herir, pero tampoco tienen respuestas. Entonces, desaparecen. Ghostean.
No porque seas poco. No porque no valgas. Sino porque están perdidos. Saturno los tiene de rodillas frente al espejo.
Rasgos por signo: ¿Cómo lo vive cada uno?
Aunque todos vivimos el retorno de Saturno de forma distinta, el signo zodiacal puede marcar una diferencia en cómo lo experimentamos emocionalmente:
- Aries: Quieren romper con todo de golpe. Impulsivos, cortan relaciones sin explicar.
- Tauro: Se vuelven más silenciosos y protectores de su estabilidad. Pueden alejarse sin drama.
- Géminis: Dudan de todo. Su mente va a mil. Pueden cortar comunicación de un día para otro.
- Cáncer: Necesitan refugio emocional. Se encierran en sí mismos, desconectan del mundo.
- Leo: Se sienten juzgados, como si no brillaran lo suficiente. Su ego sufre, se aíslan.
- Virgo: Quieren arreglarlo todo. Si no lo logran, se castigan y desaparecen por vergüenza.
- Libra: Evitan el conflicto a toda costa. Prefieren alejarse antes que explicar.
- Escorpio: Viven una limpieza emocional profunda. Necesitan desaparecer para renacer.
- Sagitario: Sienten que la vida les queda chica. Su alma busca nuevos horizontes.
- Capricornio: El deber pesa más que el amor. Se enfocan en construir, no en sentir.
- Acuario: Quieren liberarse de todo lo que los ata. Se cortan solos para reencontrarse.
- Piscis: Su mundo emocional se vuelve caótico. Se pierden en sí mismos.
Más allá de la astrología: una mirada compasiva
Aunque no creas en la astrología, el concepto del retorno de Saturno puede ser útil como símbolo. Es un periodo de cambio, de maduración, de toma de decisiones difíciles. Y a veces, las personas no saben cómo manejarlo con claridad o madurez emocional.
¿Eso justifica el ghosting? No. Desaparecer sin hablar no deja de ser una forma de herir. Pero puede ayudarnos a comprender, no tanto para perdonar al otro, sino para liberarnos de la culpa.
Porque no todo lo que termina mal fue culpa tuya. A veces, el otro simplemente estaba luchando con sus propios planetas internos.
No era sobre ti, era su retorno de Saturno
Si alguien te ghosteó, y al mirar su edad te das cuenta de que estaba cerca de los 28 o 29 años, tal vez estaba en medio de su retorno de Saturno. Tal vez no supo cómo quedarse. Tal vez no podía. Y eso no habla de tu valor, habla de su proceso.
Así que en vez de preguntarte
“¿por qué me dejó?”, tal vez la pregunta más sana sea:
“¿Qué quiere enseñarme esta despedida?”Saturno no da respuestas fáciles. Pero siempre, siempre, deja lecciones que nos hacen crecer.