Pero aquí está la trampa: escondido en algún lugar de este mar de números hay un pequeño
41 astuto, y tu cerebro probablemente ya esté zumbando tratando de olerlo.
Si has terminado de jugar al detective, el extraño, el "41", se está relajando en la esquina
inferior izquierda de la imagen. Es el tercer número desde la izquierda en la fila inferior.
¿Qué pasa con esta imagen?
Este es un ejemplo clásico de un rompecabezas visual diseñado para probar su enfoque y
reconocimiento de patrones.
Es simple en teoría: detecta lo que no coincide. ¿Pero la ejecución? No es tan sencillo. El giro
es que todos los números son del mismo color, tamaño y fuente. No hay un círculo rojo
llamativo ni una flecha que apunte a nada. Tu cerebro tiene que hacer todo el trabajo
pesado.
Este tipo de rompecabezas funciona porque nuestros cerebros están conectados para
detectar patrones. Cuando algo se repite una y otra vez, tendemos a salirnos un poco. Eso
es exactamente para lo que cuenta esta imagen: al inundar tu visión con números impares,
hace que tu cerebro salte el "41" que se esconde a plena vista.
¿Por qué es esto extrañamente satisfactorio?
Hay algo extrañamente divertido en estos rompecabezas. Entrecerras los ojos, escaneas y a
veces dudas por completo de tu vista. Pero en el momento en que ves el extraño, hay este
mini golpe de dopamina, como si acabaras de descifrar un código secreto. Es un desafío
simple con una dulce recompensa. Además, te da serios derechos para presumir cuando tus
amigos todavía están entrecerrando los ojos y haciendo girar sus teléfonos tratando de
encontrarlo.
¿Por qué estas cosas son buenas para tu cerebro?
Más allá de la diversión, los rompecabezas como estos son en realidad buenos ejercicios
mentales.
Mejoran tu atención al detalle, aumentan la función cognitiva y mantienen tu mente alerta.
Piensa en ellos como una sesión de gimnasio para tus globos oculares y células cerebrales.
Solo unos minutos al día con estos pueden ayudarte a mantenerte alerta, además, son
mucho más entretenidos que desplazarse por los correos electrónicos.
En un mundo lleno de contenido llamativo y desplazamiento constante, a veces son los
desafíos más simples los que nos detienen en seco. Este pequeño rompecabezas es la
prueba de que incluso los patrones básicos pueden ser divertidos, frustrantes y
extrañamente adictivos.
Así que la próxima vez que alguien te diga que "prestes atención a las pequeñas cosas", solo
muéstrales esto y desafíalos a encontrar el 41.
Ahora adelante, compártelo, desafía a tus amigos y mira quién tiene los ojos más agudos de
la habitación.
El fin del Artículo